¿Meditar
o no meditar? Esa es la cuestión
A veces parece
que la vida es una cuesta arriba infinita, sembrada de problemas y de retos a
cual más desafiante…lo que ocurre es que nos estamos probando a nosotros constantemente,
cocreando nuestra realidad para darnos las mejores oportunidades de aprender lo
que necesitamos aprender. Lo malo es que cumplimos años y parece que
estuviéramos moviéndonos en círculos, pues las circunstancias se repiten y
vuelven a repetirse sin que seamos capaces de cambiarlas. Y es que el poder de
cambiarlo está en nosotros, aunque nos hayan
enseñado desde la infancia a creer que
somos como pequeños barcos zarandeados
por los vientos de las circunstancias, sin posibilidad alguna de llegar a puerto
excepto cuando esas circunstancias nos lo permita.
Pero esto no
es cierto, amigo, amiga. Nuestro barco tiene una maravillosa brújula que es
nuestra intuición; está guiado por un gran capitán, que es nuestra consciencia; y está dotado de un poderoso motor, que es
nuestra intención.
Para que estos
tres elementos entren en acción y despertemos del sueño en que nos vemos inmersos,
navegando sin rumbo y a merced de las tormentas/ circunstancias, necesitamos
agarrarnos bien al timón, y este es la meditación.
El gran
maestro del siglo XX que fue Osho, escribió un maravilloso libro titulado “De la medicación a la meditación”, en la que
expone desde su perspectiva espiritual cómo la meditación es la base de la
salud física y espiritual de todo ser humano. Y hay mucha bibliografía al
respecto, pero el problema es que para recibir los beneficios de la meditación
hay que meditar, y eso supone un esfuerzo que no todos estamos dispuestos a
realizar.
La mente, durante
la meditación, es acallada o al menos deja de ejercer la influencia suprema a la
que está acostumbrada, con lo cual va a ser esta la primera interesada en
convencernos de que no meditemos. Igual que dedicamos un tiempo diario a comer,
al aseo , a dormir, meditar es una
necesidad básica que sería recomendable al
menos probar .
Yo empecé a
meditar a los 22 años por problemas graves de salud. Empecé a ir a algunos
cursos, entre ellos de Programación Neurolinguística y de Insight con la
intención de salir de la angustia que sufría ante la perspectiva de la
muerte. Con mucha disciplina comencé a
practicar en casa con cintas de audio y a leer libros sobre los beneficios de
la meditación, y en un tiempo no muy
largo, yo diría que meses, comencé a notar sus beneficios. Para empezar, conseguí relajar
mi cuerpo a través de la respiración, hasta el punto de que en cuanto empezaba
la práctica ya estaba completamente relajada. Con el tiempo empecé a disfrutar
de momentos en blanco en que ya no escuchaba el parloteo constante de mi mente.
Tenía facilidad para visualizar así que me adentraba fácilmente en las
instrucciones que me daban los audios y conseguía entrar en estados alterados
de consciencia muy potentes.
Pero ¿ qué
ocurre cuando personas que nunca han meditado escuchan descripciones como
estas? Algunas se sienten atraídas por la experiencia contada y se deciden a
probar. El problema es que a veces no tienen la constancia y la paciencia
necesaria para conseguir resultados que
les convenzan para seguir dedicando un tiempo de cada día a meditar. Otros, sin
embargo, sienten miedo e incluso rechazo a practicarlo. La mala prensa de la meditación se debe seguramente a muchos factores, pero
seguro que uno de ellos es el innegable
empoderamiento que te aporta, e imagino que esto hay a quien no le interesa.
Como ya he dicho en otras ocasiones, un ciudadano débil es más manejable que
uno que se siente seguro de sí mismo.
Este verano
encontré un vídeo maravilloso que describía paso a paso todas las etapas que yo
he conocido al meditar, excepto la
última: cuando mi cuerpo se prepara para hacer un viaje astral mi consciencia
lo frena automáticamente, y me quedo ahí. Por un lado lo estoy deseando, pero
por otro yo misma lo impido por temor a algo que aún desconozco.
Os dejo el
enlace para que lo veáis. Os lo recomiendo. Dura casi una hora pero se hace muy
corto por las imágenes tan cautivadoras y el texto que tiene. Si lo buscáis en
inglés también está en You Tube: https://www.youtube.com/watch?v=wmDn2vGvc6I
Para aquellos
que no comparten los argumentos espirituales o que no están interesados en
tener experiencias de ese tipo, ha surgido una nueva tendencia meditativa
avalada por la ciencia que no busca la relajación ni las experiencias místicas,
y sin embargo ayudan a superar el estrés de una forma altamente eficaz. Seguro
que muchos de vosotros habéis oído hablar de Mindfulness. Es una técnica basada en la atención plena que
considera meditar como reconocer y
percibir cualquier cosa o situación que suceda ( ya sea agradable o desagradable)
de una forma relajada y consciente, basado en la respiración , prestando atención
al momento presente.
Lo esencial es
que está refrendado por investigaciones científicas facilitadas por el avance
de técnicas como el escáner cerebral. Lo que los monjes budistas y muchos
monjes y monjas de toda la historia experimentaban y luego nos transmitían, es ahora evidente en
una pantalla y contrastado con imágenes
que muestran la evolución y mejora de las capacidades del cerebro
gracias a la meditación. En Mindfulness
hay cursos de ocho semanas , que es el tiempo que el cerebro necesita para
mostrar rasgos evidentes de cambio positivo si se practica meditación diariamente.
Hace cinco
años leí un libro de un bioquímico
estadounidense que por problemas de salud comenzó a estudiar la neuroplasticidad o capacidad de la
mente para modificar los circuitos que conectan las neuronas. En su libro “Deja
de ser tú”, Joe Dispenza argumenta de manera científica que la mente crea la
realidad y nos anima a desarrollar nuestro cerebro a través de la meditación.
Según él, uno de los secretos para abandonar el hábito de ser el mismo de
siempre es intentar ser mejor observador, ya siendo más metacognitivo (observar
tus pensamientos), aquietando la mente o prestando más atención a tu conducta y a las respuestas emocionales
desencadenadas por los elementos de tu entorno. Pero la gran pregunta es :
¿cómo puedo hacerlo? La respuesta es
sencilla: con la meditación.
“Cuando tus
pensamientos, ideas, acciones y emociones dejan de ser insconscientes y te das cuenta de
ellos mediante la atención, rompes las
cadenas de ser el mismo de siempre y te conviertes en una persona nueva” Joe
Dispenza.
Si
queremos dejar de sufrir y abandonar el
camino cuesta arriba de nuestra vida, si queremos encontrar senderos de felicidad y paz mental, de salud
física, aquí tenemos dos caminos que siendo diferentes nos llevan al mismo
destino. La Meditación, ya sea entendida como un camino científico o como un
camino espiritual, nos van a aportar el
mismo alivio de nuestro sufrimiento, la misma claridad mental, sueño reparador y eliminación de pensamientos recurrentes
negativos que todos necesitamos.
Habrá quien
prefiera seguir medicándose, y es respetable, de hecho una cosa no excluye a la
otra si alguien necesita una medicación concreta por una dolencia física concreta,
pero es necesario que valoremos a posibilidad de al menos intentarlo. O al
menos no rechazarlo de forma permanente.
Hay países
como Inglaterra que se han declarado
Nación Mindfulness desde 2016 y han llevado estas enseñanzas al ámbito de la
Salud, de la Educación, de las prisiones, del funcionariado, e incluso del
Parlamento Británico.
Poco a poco irán avanzando técnicas para lograr una
mayor salud psíquica y física de la población, pues mente y cuerpo están unidos
de forma inseparable como la ciencia también está empezando a demostrar. Los
pensamientos crean emociones y esta provocan
reacciones físicas. Lo importante es que dichas reacciones sean de salud y no enfermedad, de alegría y no de
tristeza o depresión.
Abrámonos a la meditación en todas sus formas y
escuchemos con el corazón abierto las
experiencias de tantas personas que están siendo abrumadoramente positivas.
Un abrazo y
adelante.
Namasté
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