Hemos salido por fin del estado de Alarma y vamos incorporándonos poco a poco a nuestro ritmo de vida cotidiano, aunque no sin temor. Aunque no tengamos familias cercanas que hayan sufrido pérdidas de seres queridos, aunque la nuestra siquiera haya padecido los síntomas, todos somos conscientes del cuidado que aún hemos de tener para no contagiarnos ni contagiar.
Las imágenes de hace un siglo nos muestran cómo la mal llamada Gripe española impuso a la sociedad el uso de mascarillas de la época, que al ser de tela y gasa no servían realmente para nada, pero daban tranquilidad a la población.
El mundo se encontraba en guerra y nadie quería hacerse eco de una enfermedad que diezmaba la población rápidamente, además de la posibilidad de asustar a las tropas, hecho que ningún participante deseaba. Al ser España un país neutral y dar publicidad a la epidemia, se le adjudicó el nombre de Gripe española , que afectó a nuestro país dejando más de 300.000 muertos, y muchos millones a nivel mundial.
Vistos los datos ( hay muchos en Internet), creo que es importante que nos relajemos un poco. En aquella época no había ni los adelantos científicos ni los sanitarios de la actualidad. Por más que nos hagan creer que la Humanidad va a peor, lo cierto es que va a mejor. Basta ya de sembrar el miedo continuo en la mente de todos para controlarnos y mantenernos con una energía baja que nos predispone a la enfermedad.
Confía en tus propios recursos naturales de sanación, confía en una sociedad llena de personas inteligentes que trabajan incansablemente para encontrar una cura y nos sorprenden cada día con nuevas formas de paliar síntomas y salvar vidas. Haz todo aquello que te recomiendan ellos para preservar tu salud y las de aquellos con quienes contactas, pero por favor deja de lado el miedo a salir de tu casa, a compartir momentos con tus seres queridos y a ir retomando poco a poco tu vida normal. Sé prudente pero no te dejes llevar por la paranoia. El virus puede estar en cualquier parte, no sólo en el canapé que te den cuando te tomes una caña en una terracita. En el transporte público ve con mascarilla, pero agárrate para no caerte, si llevas gel en el bolso te das nada más salir y asunto arreglado. Y por favor, sal de vacaciones, no por la economía del país, por lo que digan los políticos o por nada externo a ti: hazlo por tu salud mental y porque necesitas desconectar de todo lo que te ha tocado vivir. Mereces relajarte, descansar y cambiar de aires. El virus está en todas partes, protégete y se prudente, pero sin obsesionarte. Y recuerda que todo lo que ocurre es para nuestro aprendizaje, nada es casual en este Universo que nos acoge.
Somos grandes, somos únicos, y cuanto menos te dejes intoxicar por la afluencia de información masiva de los medios, más alto mantendrás tu nivel de energía y más fuerte te sentirás. No necesitas saberlo todo sobre el coronavirus ni sobre ninguna otra noticia segundo a segundo, día a día. Vivir así es una manera tóxica de vivir. Céntrate en tu vida, en lo que puedes hacer tú para que este maravilloso planeta sea cada día mejor, y la suma del esfuerzo de todos hará la diferencia.
Confía en tu potencial y en el de los demás seres humanos. Acéptales con sus diferencias y enfócate en ti. No es egoísmo, es vida saludable. Cuando tú estás bien, todo está bien .
Te dejo aquí un libro para que este verano te entretengas ( lo encuentras en pdf en Internet). Su sabiduría puede ayudarte mucho a encontrar la paz interior que tanto necesitamos todos:
Un abrazo fuerte y mucha luz para discernir lo que nos ayuda de lo que nos daña.
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