miércoles, 2 de diciembre de 2015

Taller de Registros Akásicos. Ayudando a aumentar la vibración del planeta



Hola, amig@s:


Os invito a este taller con la intención de ayudar al planeta a subir de vibración ayudando a los asistentes a subir la suya propia con una herramienta muy poderosa: la entrada en los propios Registros Akásicos para sanarse a sí mismo.

Tanto si acudes como si tu camino es otro, te envío mucha luz y mucha paz.
El precio es de 20 euros y os llevaréis una oración del sendero para entrar en los Registros siempre que lo deseéis.
Namaste

Un otoño muy intenso


El poder de la intención: Aprende a usar tu intención para construir una vida plena y feliz de [Wayne W. Dyer]



Hola amig@s,

Parece que desde el verano no he tenido mucho tiempo de escribir, pero he estado muy pendiente de todos aquellos que habéis visitado mi blog y os doy las gracias por ello.

Comencé en septiembre con una reforma en mi casa y un cambio de lugar de trabajo. La casa patas arriba, los pintores dando largas, nuevos compañeros, nuevos jefes,... Soy profesora, este año de niños de cinco años, y me ha tocado un curso muy difícil, con veinte alumnos, la mitad de los cuales son de etnias muy diferentes y problemas económicos y familiares bastantes importantes. Es un trabajo duro, pero muy gratificante, y es maravilloso ver la sonrisa de niños y padres cuando conectas con ellos y se hace un trabajo educativo conjunto.

El 19 de septiembre acudí a una reunión de Kryon en Valencia. Me gustó bastante, y me ayudó, como en otras ocasiones, a encontrar mi centro. Desde este verano me he sentido muy diferente, siento que he avanzado mucho a nivel espiritual, y tomé la decisión de aplicar la paz que sentía en mi interior, así como la falta de miedos, para transmitirlo a todas las personas con quien interactúo cada día.
Como nos dice Kryon en su libro XIII, no necesitamos escribir libros, ni dejar nuestros trabajos para abrir gabinetes de sanación, o dar charlas de meditación por todo el mundo. Necesitamos seguir viviendo nuestras vidas, aparentemente corrientes, y transmitir nuestra paz y nuestra luz a todos aquellos con quienes interactuamos cada día. Desde que comenzamos nuestrojornada, estamos sembrando pequeñas semillas de luz allá `por donde pisamos, aportando tranquilidad a quien está intranquilo, serenidad a quien sólo siente ira, y con solo nuestra presencia, estamos haciendo que las cosas cambien.

Si en tu familia, en tu trabajo, tu comunidad de vecinos,...ven tu actitud pacífica  ante los problemas, observan tu negativa a participar en la crítica, te ven justo y honesto, alegre a pesar del esfuerzo por hacer un trabajo bien hecho,...algo cambia en ellos, que quieren acercarse a ti y ser como tú. Están cómodos a tu lado, y se preguntan cómo lo haces.Tú sabes que ha sido un duro trabajo personal, que has tenido que luchar contra la parte más oscura de ti mismo, pero que al final has vencido a tu ego y ya no le dejas que dirija tu vida. Tu alma es ahora quien lleva la batuta y te llena de sabiduría para ver todo desde una perspectiva más elevada, para dar a todo la importancia justa y para sentir compasión por todo y por todos, sabiendo que una vez, no hace mucho, tú estuviste en su lugar y reaccionaste de la misma manera. Ves la luz que hay en todo aquel que se acerca a ti, reconoces a un igual, y respetas el lugar en que se encuentra. Pierdes el miedo a decir lo que sientes y piensas, con honradez, sin querer hacer daño, pero es tu verdad, y esto te granjea el respeto y la admiración de aquellos que todavía están aprendiendo. ¿Te parece un trabajo poco valioso? ¿Te parece que estás pasando por la vida teniendo una vida aburrida y sin sentido? Eso no es real. Nos han vendido la idea de que sólo una vida llena de éxitos profesionales, premios, grandes sueldos,reconocimiento a gran escala, nos hacen grandes, pero nos han mentido. Ese es el camino de unas pocas personas, que tienen que enseñarnos su verdad de esa manera. Está bien así. Pero no es un camino para todos. En nuestro interior están todas esas verdades, y las reconocemos cuando otros nos las cuentan. Y con esas verdades tenemos que seguir nuestro propio camino, el que cada uno tiene, corto o largo, más o menos difícil, y llenarlo de luz par alumbrar a aquellos que vamos conociendo mientras lo vamos recorriendo.

Una de las personas que más me han ayudado desde el verano a hacerlo es Wayne W. Dyer, que falleció a finales de agosto, y cuyos mensajes me han ayudado mucho a reconocer mi propio proceso. Le considero un gran Maestro actual, que ha sabido transmitir su paz y su sabiduría a través de sus libros y sus conferencias grabadas en Internet. Te invito a que le escuches. Mucho de lo que dice resonará contigo. Ese era su camino, ser un gran comunicador. Y cuando su labor ha terminado, se ha ido. En paz. El poder de la intención es una de sus conferencias más interesantes Aquí te doy el enlace: https://www.google.es/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=video&cd=2&cad=rja&uact=8&ved=0ahUKEwij_Orm373JAhUH7B4KHWRwAQQQtwIIIjAB&url=https%3A%2F%2Fwww.youtube.com%2Fwatch%3Fv%3DbM8AeFfhj9g&usg=AFQjCNGaQZAdpZt4rmRPYIP23AlPnnjPmw&sig2=T7qhLYVzGSzOBo_pO93O3g








En estos momentos de crisis planetaria en que parece que el mundo va a entrar en una nueva guerra hemos de ser fuertes y confiar en la luz. Kryon nos recuerda que antes de que nuestro planeta se convierta en un planeta de paz, la oscuridad dará los últimos coletazos resistiéndose al cambio. La nueva política nos traerá líderes pacíficos que no desean la guerra, sino el diálogo y la diplomacia. reflejo del sentir de la mayoría de los ciudadanos del planeta. Esta nueva energía está acabando con la oscuridad y los poderosos que se nutrían de ella van a intentar desequilibrarnos para que continuemos en la oscuridad. Pero la conciencia de muchos seres humanos está creciendo y no lo van a conseguir, esa es la fe que hemos de tener a pesar de todos los problemas, que seguramente van a seguir creciendo hasta que se cree un momento álgido de tensión. Ya no es una guerra entre países, ni siquiera de religiones, como nos están haciendo creer. El la lucha del Bien contra el Mal, y es la lucha definitiva. Después, todo será diferente. Será lento, necesitaremos tiempo, pero veremos nacer un mundo diferente, sin guerras. Y lo veremos llegar. Os envío el enlace de las canalizaciones del 19 de septiembre. Son auténticamente sanadoras: http://vesicapiscis.us3.list-manage.com/track/click?u=ec934988c63b7565aa1acdb5f&id=dbbb919d68&e=1a48030c45



Desde aquí, mucho amor y mucha esperanza a todos los que sabemos que nuestros pensamientos son creadores, que la energía del amor y la oración traspasan las fronteras del espacio y del tiempo. Hagamos nuestro trabajo ( espiritual, terrenal,álmico) lo  mejor que podamos , y aportemos al planeta la ayuda que tanto necesita para seguir avanzando en paz.

Namaste

domingo, 30 de agosto de 2015

El Maestro Jesús: un ser humano al 100%






  La figura de Jesús  es una de las peores entendidas en la historia  de la Humanidad. Como todo aquello que desconoce, el hombre tiende a temerlo o a adorarlo. En el caso de Jesucristo, los que le temieron acabaron con él ( para algunos, sólo lo intentaron, pero no lo consiguieron) cuando tenía apenas 33 años. Los que le admiraron, le convirtieron en Dios, directamente, encarnado en un ser humano.

  Yo sé que mi mente, a veces, es muy corta  comprendiendo conceptos abstractos que no consigo visualizar o cuando mi intuición  me advierte  que hay alguna pieza que no encaja. No hablo de la lógica, porque  los que creen en Jesús no se dejan llevar por ella. La lógica no admite la capacidad sanadora, la levitación, andar sobre las aguas,… y todos los portentos que se le atribuyen.

  Como decía, a mi mente infantil  le extrañaba mucho la historia de un señor que era Hijo, que a la vez era su propio  Padre y también el de todos los seres que pueblan la Tierra. Y  luego estaba el Espíritu Santo, que era una llamita que tenían encima de la cabeza él y algunos hombres más, nunca mujeres. Veía a personas dirigiéndose a él como si fuese el mismo  Dios creador. En algunas estampas podía leer lo siguiente: “Corazón de mi amable Jesús, confío y confiaré siempre en tu bondad; y por el corazón de tu Madre, te pido que no desfallezca nunca ésta mi confianza en ti, a pesar de todas las contrariedades y todas las pruebas que tú quieras enviarme, para que, habiendo sido mi consuelo en vida, seas mi refugio en la hora de la muerte y mi gloria por toda la eternidad. Amén”.

  Se suponía que esa persona , que ya no vivía en la Tierra, podía dirigir nuestras vidas y nos podía enviar pruebas para que las superáramos y fuésemos mejores. Eso partiendo de la premisa de que nacemos pecadores. Efectivamente, al ser un Maestro Ascendido, puede ayudarnos si le oramos y sintonizamos con él, pero no será él quién nos envíe las pruebas y dificultades que hemos de pasar para aprender las lecciones que nos corresponden.

  Durante muchos años rechacé la religión establecida en mi país porque no la entendía. Como explico en mi manuscrito “Luz en la escalera”, en este mismo blog, mi sorpresa fue grande cuando la presencia de Jesús empezó a ser asidua en mis meditaciones. Empecé a verle y a escucharle, y su imagen en la catedral de Sevilla , que habitualmente visitaba, parecía hablarme cada vez que la miraba.

  Empecé a informarme sobre la vida del Jesús extra oficial. Hay manuscritos que afirman que no murió en la cruz ni ascendió a los cielos definitivamente, sino que volvió a la India con su familia para continuar con su vida. Toda esta versión ha sido especialmente ocultada por la iglesia cristiana católica, pues no les interesa que disminuya la base de su poder. Han tardado siglos en elaborar una historia de Jesús a su gusto, con unas palabras que se supone que dijo con la intención que ellos dicen que les puso. Y con el poder que da el creerse poseedores de la verdad, mientras el pueblo se mantiene en la ignorancia, durante siglos se ha ignorado el verdadero mensaje de Jesús.

  Pero ahora, en esta época de  información sin límites, donde todo y todos estamos conectados en cuestión de segundos, nada puede ocultarse y todo está a la mano de aquel que desea buscar la verdad, o que al menos intenta encontrar otras versiones de la verdad que durante siglos nos han impuesto.




  Esta es una época de gran avance para el  ser humano a nivel espiritual, y necesitamos conectar en nuestro interior con nuestras creencias. No nos sirve lo que nos digan desde fuera. La sociedad occidental actual ha perdido el norte, porque se ha desconectado de su interior  volcando toda su atención en el exterior a sí mismo, especialmente en el consumismo. Su felicidad se basa en conseguir todo aquello que los medios de comunicación le insta a comprar. Los bienes de consumo son muchos y variados, hasta el punto que las relaciones humanas se convierten también en un objeto de consumo.

  Parece que esta sociedad en crisis va camino de su extinción, pero no es así. Poderosas fuerzas espirituales actúan a favor del ser humano desde hace décadas para ayudarle a reencontrarse a sí mismo, a buscar en su interior la felicidad perdida. La llamada Nueva Era fue un aluvión de información proveniente de diferentes personas alrededor del mundo canalizando y viviendo unas experiencias y recibiendo unos conocimientos  que sentían debían comunicarnos. Además, la física cuántica iba a ratificar todas y cada una de las afirmaciones que la espiritualidad estaba descubriendo o rescatando de la antigua sabiduría oriental.  El ser humano tenía una opción de salvarse y de encontrar a Dios en su interior. Era el Macrocosmos dentro del Microcosmos, como dijo Hermes Trimegisto  hace siglos. Como es arriba, así es abajo.


Y para acercarnos a esa verdad, muchas almas no encarnadas, algunas convertidas en Maestros, como el Maestro Jesús, empezaron a hacerse visibles y audibles  a algunos humanos para transmitir este gran mensaje en un momento en que la conciencia de la Humanidad estaba más preparada que en otros momentos de la Historia, cuando algunas almas notablemente avanzadas se encarnaron y fueron asesinadas porque su mensaje no era comprendido. El miedo a lo desconocido empuja al humano poco desarrollado a defenderse.

  Esas almas avanzadas tenían su ADN funcionando al 100% y eran un ejemplo encarnado de lo que puede llegar a alcanzar el ser humano en la Tierra. Dios, la Fuerza Creadora, les envió para mostrar al ser humano de lo que todos somos capaces. Pero ellos no eran Dios, porque Dios no es creado por nadie. Aunque  podemos interpretar que si somos hechos a imagen y semejanza de Dios y su semilla habita en nosotros ( en nuestro corazón, y en el corazón de nuestras células) , nosotros somos Dios.  Lo importante es entender que es absurdo hablar a Jesús como si  fuese el Dios creador. Era un ser humano como nosotros, pero más evolucionado.  Y nosotros podemos ser como él y acercarnos a ser como Dios también.



  La buena noticia es que todos podemos llegar a ese 100%. Mensajeros como Kryon, que hay quien lo considera un ángel, siendo una entidad  espiritual que está intentando ayudar a la Humanidad desde hace décadas, nos dan la gran noticia: todo ser humano está creado para durar muchos más años de lo que lo hace actualmente y para desarrollar su intuición y percepción sensorial de forma insospechada en la actualidad. La fórmula radica en utilizar la intención,  la conciencia y la compasión. Intención de avanzar espiritualmente. Ser consciente de que la verdad está en nuestro interior y escucharla a través de la meditación. Tener compasión hacia las almas encarnadas que están haciendo todo lo que les permite el nivel de conciencia en que viven actualmente. Los más avanzados han pasado por esas mismas etapas para llegar a la etapa evolutiva en que se encuentran.  Un alma siempre encarna con el nivel espiritual con que dejó su última encarnación. Nunca  va hacia atrás.  Llegado un momento en esa evolución,  se entiende el sufrimiento de las personas que están pasando por esas etapas que tú ya conociste.  Un nivel espiritual más alto te hace vibrar más alto, tus células vibran a más velocidad, por ello puede llegar un momento en que parece que desapareces de la vista humana, porque has pasado a otra dimensión.

  Así, mientras la mayoría de humanos tiene su ADN desarrollado hasta el 30%, los niños nacidos a partir de los años 90, lo tienen al 35%. Son llamados los Niños Índigo  y Cristal, que  tienen una vibración más alta y no son muy comprendidos por sus padres. En la mayoría de los casos, están más avanzados los hijos que los padres, por ello estamos viendo tantos problemas en el ámbito educativo. Los padres “no pueden” con sus hijos, les parece que son más listos que ellos,  desde el primer año de vida. Aprenden a la velocidad del vértigo. No les entienden porque no pueden ver lo que ellos ven.

  Por suerte, hay adultos, personas nacidas antes de la década de los 90, que con su intención y su desarrollo consciente, han avanzado desde su 30% hasta alcanzar otros porcentajes mayores del  35%. Las conocerás porque son más compasivas de lo habitual, dicen  escuchar voces que les hablan de luz y amor, ver a seres que les guían, algunos pueden ver sus vidas pasadas o las de terceras personas, tienen capacidades sanadoras, transmiten paz a su paso, y nos gustaría parecernos a ellos. Sin embargo, les tememos y les admiramos a la vez. En ocasiones acudimos a ellos cuando tenemos un problema, otras veces les ignoramos y no queremos oír sus consejos y visiones. Nos parecen un poco raros… pero se les ve tan felices…



  Cuando eres una de esas  personas que pueden comunicarse con entidades no encarnadas, con los Registros Akásicos propios y ajenos  , que pueden  ver los potenciales del futuro o ver materializarse en su casa objetos perdidos muchos años antes en otro lugar distante,.. te cuesta comprender que no te pasa algo raro. La sociedad no nos prepara para aceptarnos, sino para dudar de nosotros  y para temer las consecuencias a nivel social si todo fuese  cierto. A las personas como yo nos cuesta mucho salir del armario, sobre todo cuando somos conscientes de que en otras vidas se nos rechazó e incluso fuimos asesinadas por ser como éramos. Eran otras épocas, con una conciencia global menos evolucionada . Nuestro nivel evolutivo nos empuja a sentir compasión hacia esas almas, nos ayuda a entender y a perdonar, aun cuando descubrimos que quienes nos llevaron a la hoguera pueden  formar ahora parte de nuestra propia familia. Por ello, una de las características de ese tipo de personas, hasta que se aceptan a sí mismas, es la falta de autoestima. Pueden tardar muchos años en aceptar que lo que les ocurre es real, y muchas deciden quedarse dentro del armario. No se atreven a  arriesgarse, y no por ello hay que juzgarlas. Ellas escogen su propio camino, pero salir fuera de su lugar de comodidad les habría reportado un gran avance evolutivo y habrían ayudado mucho a la Humanidad.

  El Universo se organiza para que las lecciones que hemos de aprender sean las mejores, las que más nos ayudan a avanzar. Somos nosotros los que planificamos, antes de encarnar, los potenciales y la familia donde lo haremos. No hay un Dios castigador que nos envía los peores problemas para probarnos. Somos nosotros, quienes con nuestro libre albedrío escogemos cómo empezar y cómo terminar nuestra historia. Y el Creador nos observa avanzar y retroceder, intentando alcanzar ese 100% para el que hemos sido creados, siempre con mucho amor y respeto hacia nuestro libre albedrío, nuestra propia decisión .

Namaste


Bibliografía recomendada:

·         Ser como Dios. Michael Berg.Ed. The Kabbalah Center.
·         Kryon XIII. La recalibración de la Humanidad. Ed. Vesica Piscis.
·         El Tao de la Física. Fritjof Capra. Editorial Humanitas.
·         La conciencia cuántica. Danah Zohar. Ed. Plaza y Janés.
·         El lugar del alma. Gary Zukav. Ed. Plaza y Janés.
·         Muchas vidas, muchos maestros. Brian Weiss. Ed . Círculo de lectores.
·         Meditación práctica. Jorge Blaschke. Ed. Grijalbo.
·         Las 36 Leyes espirituales de la vida. Diana Cooper. Ed. Obelisco.

miércoles, 26 de agosto de 2015

La interconexión espiritual gracias a Internet



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  Estamos inmersos en el cambio, y aun así muchos no lo están viviendo conscientemente. La información está al alcance de la mano para quien quiera verla. El buscador lo tiene más fácil que nunca. Internet nos ha interconectado a todos como nunca pensamos que era posible. Los medios de comunicación de masas nos dan informaciones sesgadas. Nos informan sólo de lo que les interesa informarnos, siempre con el mismo formato, como si la vida fuese gris , deprimente. Pero Internet nos muestra un arcoíris de información, un abanico tan amplio que parece infinito, donde podemos encontrar la información que más nos interesa y nos ayuda a crecer.

  Cada persona tiene sus gustos y está en un estado evolutivo diferente, así que no juzgemos lo que ve cada quien. La oportunidad es lo que importa, la libertad de ser tú quien escoges  lo que deseas aprender y disfrutar. No somos todos iguales, no necesitamos todos la misma información.

  Internet nos permite así mismo compartir, pero a lo grande. De un continente a otro. En menos de un segundo. Doy gracias a la tecnología que ha hecho posible este proceso y a las personas que han hecho posible este avance para la Humanidad.

   Como la programación de la televisión en mi país, a pesar de la variedad de canales, no me transmite apenas la información que necesito, soy una usuaria bastante asidua de Internet , así como una gran lectora. Los libros me han ayudado y me ayudan a reconocerme a mí misma en las palabras de otros, me enseñan conceptos que por mí misma no investigaría, me ayudan a compartir vivencias con personas que nunca conoceré. Gracias a todos aquellos que se atreven a escribir sobre sus sueños, sobre sus vivencias, sobre sus descubrimientos de todo tipo. Gracias por inventar historias que desarrollan nuestra imaginación y pueblan de alegría nuestros momentos, a veces oscuros, de la vida cotidiana.

  Una persona cuyos libros llevo leyendo desde hace más de treinta años y que me ha ayudado mucho a conocerme y comprenderme es Wayne W. Dyer. El primer libro que leí, cuando vivía con mis padres, fue “Tus zonas erróneas”. Me pareció fantástico. Mi adolescencia fue suavemente marcada por su lectura. Ya de adulta, cuando tuve mi propio hogar, lo compré para leerlo de nuevo.

  Desde entonces he leído a muchos autores que me han llenado de gratitud y de sabiduría. Una de mis hermanas me decía que siempre estaba recomendando algún libro que en ese momento me parecía el mayor descubrimiento del siglo, y era verdad. Cada libro se me presentaba como un escalón para seguir creciendo y me aportaba la información que necesitaba justo en ese momento. Esto queda reflejado en mi manuscrito "Luz en la escalera", en este mismo blog.

  La mayoría de libros que leo se llevan de dos a tres lecturas, a veces seguidas, a veces espaciadas por varios años. Cuando me siento decaída o tengo problemas, acudo a mi biblioteca, en mi estudio, y repaso con la vista mis libros, hasta que encuentro aquel que un día me hizo sonreír. Lo tomo, y  lo leo de nuevo.

  Este verano, estoy haciendo algo que nunca había hecho: leerme un libro tres veces seguidas.  Mi pasión, desde hace unos años , es leer libros de Kryon, canalizados por Lee Caroll. Responden absolutamente todas mis dudas y me ayudan a entender el proceso por el que estoy pasando desde hace ya más de 15 años. Kryon XIII me da las respuestas definitivas, y cada vez que lo leo descubro cosas nuevas que me parece no haber leído antes, y eso que voy subrayando y haciendo comentarios desde la primera lectura. Pero Kryon ya avisa de que esto puede pasar.

  Eso sí, cada vez que recomiendo a Kryon y alguien lo empieza a leer, me suelen comentar que no lo entienden, que no conectan con su mensaje, que no les llega,…

  Con el tiempo he entendido que no todos necesitamos la misma información, y lo que a mí me sirve, a otros no les dice nada, pues tienen sus propios caminos para avanzar en su evolución.

  En España tenemos la suerte de que Kryon va a visitarnos en septiembre. Vino a Madrid en 2009 y no me perdí nada del seminario de fin de semana. Esta vez ha escogido otra ciudad , Valencia, pero no voy a perdérmelo tampoco.  Allí estaré con todos los seguidores y lectores de estos magníficos libros.

  Las canalizaciones de Kryon están en Internet. No hace falta ir a sus seminarios. Están en muchos idiomas, y  existe una página en español. Te invito a que la visites y sientas su conexión.

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  Y por último, una recomendación: no dejes de ver la película/documental “El cambio” de Wayne W. Dyer. Descubrirás un Dyer sabio y pacífico que desprende luz con su sola presencia. Los mensajes que transmite te ayudarán a despertar. Sus libros se pueden descargar gratis en Internet. ¡Gracias de nuevo  por facilitarnos tanto nuestro trabajo de despertar!



                                 


domingo, 5 de julio de 2015

Luz en la escalera. El comienzo del despertar.



" Luz en la escalera. El comienzo del despertar" es el manuscrito que escribí hace unos años, cuando comenzó mi proceso de despertar, en el año 2003 más o menos. Todo fue muy repentino, después de recibir una sesión de Reiki que me recomendaron cuando me sentía totalmente perdida. Para mi sorpresa, al recibir el masaje tuve unas sensaciones tan intensas que me llevaron en pocas semanas a recibir la primera alineación de Reiki.

Me dí cuenta de que el primer trabajo que se me presentaba era eliminar mis miedos, que eran infinitos. Casi a la par, apareció una claustrofobia tan intensa que fue el motor para seguir investigando y avanzando en mi propia curación.
En este libro intento ayudar a personas que se encuentran en mi misma situación o parecida  . 

Escribí este manuscrito reflejando cómo iba subiendo los supuestos peldaños de la escalera de mi vida, intentando alcanzar la luz sanadora que curase todos mis males. Trabajadora incansable, probé muchas terapias y practiqué meditación de forma continuada buscando la respuesta a los porqués que me atormentaban.   

Pero como ya indicaba Kryon en sus primeros libros antes tenía que superar mi propios problemas personales de relaciones y de salud, que no eran pocos. Así que entré de lleno en las regresiones a vidas pasadas, primero de forma espontánea y después buscando los motivos de mis miedos y bloqueos, hasta que encontré las respuestas. 

Ahora ha llegado el momento de que el manuscrito vea la Luz en forma de libro. Por ello os invito a conocer algunos capítulos del mismo y os animo a haceros con un ejemplar, que estará disponible a finales del mes de mayo en la editorial Círculo Rojo. 

Todas las almas viejas del planeta os estamos esperando para plantar juntos las semillas de la PAZ.

Trabajad vuestros miedos para llegar a  la LUZ.

Deseo que disfrutéis mucho con la lectura .

Namaste




LUZ EN LA ESCALERA
EL COMIENZO DEL DESPERTAR


Índice

  • Prólogo- pág.1 
  • Capítulo I. En el rellano de la escalera –pág.2 
  • Capítulo II. Subiendo el primer peldaño - pág.4
  • Capítulo III. Bajando un escalón.., y alguno más –pág.8 
  • Capítulo IV. Subiendo de nuevo la escalera, un gran resplandor me ilumina - pág.12 
  • Capítulo V. Parada en la escalera, ordeno mi equipaje – pág.17 
  • Capítulo VI. Sentada en la escalera, ordeno mis recuerdos- pág.20 
  • Capítulo VII. Cuido mi cuerpo para poder seguir subiendo - pág.24 
  • Capítulo VIII. Subo varios peldaños y descubro una nueva realidad - pág.30 
  • Capítulo IX. La  luz  que  emite  mi  cuerpo  me permite  ver mejor los escalones- pág.36   
  • Capítulo X. La meditación me ayuda a ascender sin agotarme - pág.41 
  • Capítulo XI. No  estoy  sola.  Otras  personas  se  cruzan  conmigo en la escalera- pág.45 
  • Capítulo XII. Agradezco    las   ayudas  que   recibo   para   seguir subiendo- pág.49 
  • Capítulo XIII. No utilizo el ascensor. Prefiero subir andando - pág.53 
  • Capítulo XIV. En mi ascenso coincido con muchas mujeres- pág.57 
  • Capítulo XV. En la escalera también hay niños - pág.61 
  •          Capítulo XVI. Me guían  en todo momento,  enseñándome  todo   lo que necesito               para no tropezar y caerme- pág.66 

  • Capítulo XVII. Recibo visitas mientras continúo subiendo- pág.71 
  • Capítulo XVIII. Me   pregunto   qué   encontraré   al   final   de  la escalera- pág.77 
  • Capítulo XIX. Después de mucho subir, el balance es positivo - pág.81 
  • Capítulo  XX. Cada vez hay más luz. Empiezo a perder el miedo- pág.84 
  • Capítulo XXI. Ya sé lo que hay al final de la escalera. Ahora  tengo que llegar hasta allí- pág.88 
  • Capítulo XXII. Mis experiencias comienzan a fortalecerme - pág.92 
  • Capítulo XXIII. Subo,  iluminando  la  escalera  con  mi  propia luz- pág.97 
  • Epílogo – pág.103 
  • Bibliografía  citada  en esta obra  o  recomendada  por la autora- pág.113 
  •   Símbolos canalizados por la autora- pág.117


Prólogo

Todos formamos parte del gran engranaje de la vida, y las interconexiones, sutiles o no, entre todos nosotros, crean la realidad en la cual todas las misiones de todos los seres humanos se dan sentido unas a otras. Estamos aquí para aportar lo mejor de nosotros mismos al mundo que nos rodea. Somos poderosos, lo queramos o no. Lo temamos o no. De esta reflexión ha surgido este libro.
Las dos fuerzas básicas que nos mueven son el amor y el temor. La primera nos ayuda a avanzar. La segunda nos paraliza, nos enreda en la duda y nos impide alcanzar nuestra meta.
Las Leyes del Universo nos abren el camino, pero cuando comienzas, como en mi experiencia personal, desconociendo la mayoría de ellas, llegas a un punto muerto donde no sabes si tú llevas tu vida, o tu vida te lleva a ti. Cuando empiezas a investigar dichas leyes y a ser consciente de cómo actúan en tu vida, todo empieza a cambiar, pues tu vida y tú comenzáis a ser uno. Sabes que eres el creador de la misma, y sabes que puedes hacer mucho por mejorarla.
Años y años de bloqueos, dolor y desesperanza han formado en nosotros una gruesa capa que ahora hay que ir separando poco a poco para descubrir el brillo que se oculta bajo tanta negatividad.
Sinceramente, este retrato de mi vida, así como las reflexiones que le acompañan, son un impulso de aire renovador, fresco, para que las mentes de los hombres, mujeres y niños despierten, para que todos podamos llegar a ser aquellos que podemos ser.
En el centro de nuestro ser hay una fuente de sabiduría infinita. Dejémonos llevar por ella y entendamos que en esta escuela que es la Tierra, tenemos mucho camino por andar, pero es un camino que, aunque arduo, promete un futuro lleno de amor y un presente pleno de esperanza. 
A lo largo de este libro me he referido al camino que todos andamos, consciente o inconscientemente, como una escalera por la que voy ascendiendo paso a paso a lo largo de mi vida. A veces he parado a descansar, otras veces he bajado tres o cuatro escalones de golpe, y he conocido a muchas otras almas que van conmigo, se cruzan en mi camino o vienen a mi escalera personal para ofrecerme su ayuda. A todos ellos, les doy las gracias de corazón, y a todos vosotros os animo a seguir leyendo.

NAMASTE



Capítulo I
En el rellano de la escalera

Todo comenzó en otoño, después de las vacaciones. Mi madre se empeñó en aprovechar nuestra visita a unos grandes almacenes para acercarnos al stand, bajo una escalera mecánica, de una tarotista que le habían recomendado. Mi hermana mayor y yo decidimos acceder, reconozco que, en mi caso, bastante resignada, pues nunca me ha gustado que me anticipen el futuro, ya que no puedo evitar el darle más y más vueltas a las predicciones negativas que siempre se dan en estos casos.
Yo dije claramente que no quería que preguntasen nada sobre mí. Mi madre hizo sus consultas, pero lo curioso era que la vidente se empeñaba en salirse de las preguntas que se le hacían e insistir en que había una mujer en la familia que estaba gravemente enferma. Dedujimos rápidamente que era mi abuela materna, que vivía con nosotros y era octogenaria en aquel otoño de 1986. Pero la vidente insistía en que la enferma debía ser consciente de su grave enfermedad para poderse curar, y mi madre, desesperada porque no la hacían mucho caso y no poder convencer a la tarotista, decidió pagarla y marcharnos a hacer nuestras compras.
En aquellas fechas yo era una estudiante de Diseño y Moda. Había terminado mis estudios de Magisterio y quería desarrollar otras facetas de mi personalidad.
 En conjunto, mi carrera fue interesante, siempre me ha gustado estudiar. Sin embargo, no me sentía feliz.
Según fueron pasando los tres cursos, fui cerrándome como una ostra, proceso que ha resurgido a lo largo de mi vida en bastantes ocasiones. Siempre había tenido problemas digestivos, y ahora se agudizaron, sobre todo en momentos de tensión, como cuando tenía que decir “no” y me sentía culpable.
 Acabé el último curso con una gran sensación de tristeza, y sin ser consciente de nada de lo que me ocurría. En casa me veían tranquila, siempre jovial, sin grandes problemas..., pero sólo era una máscara que iba a tardar poco en caer.
Durante mi infancia, nunca había sido una niña religiosa. Cuando era adolescente, me costaba entrar en las celebraciones de ese carácter, y que nadie me hablara de mirar una figura cristiana sin que me diera una sensación de rechazo inmediato. Sí era, sin embargo, una gran lectora. Cuando a mi profesora de Lengua y Literatura se le ocurrió preguntar después de las vacaciones de segundo curso de Magisterio quién había leído algún libro ese verano, y se encontró con mi mano arriba, no se imaginó que una de sus  nuevas alumnas había leído ocho libros esas vacaciones. Lo cierto es que ese detalle no me convirtió en su alumna preferida, pero también era cierto que mientras mis tres hermanos se divertían con sus respectivas pandillas y novios, yo estaba en la casa de mis padres de la sierra de Madrid, lejos de mis dos o tres amigas de la ciudad, con quien me gustaba salir a conversar o al cine, y dedicaba mi tiempo a leer, pintar y hacer postres, actividades que siempre me han relajado. Pero no era feliz siendo así.
Me daban miedo tantas cosas…: los chicos, las motos, los insectos,…la lista era interminable.
Los miedos me han acompañado siempre, y de forma muy intensa. Pero quizá el miedo que más me hacía temblar era el referente a los espíritus. Por alguna razón, las historias que todos contamos cuando tenemos diez o doce años en las noches de verano, a la luz de una farola, ávidos los amigos de conocer mil historias, me martirizaban. Sin embargo, no se me olvidaba ninguna, y  me convertí en un receptáculo de historias de ese tipo, cuyo contenido crecía por las noches, en la oscuridad de la habitación. Mi imaginación inflaba tanto lo contado, que no me dejaba dormir, y sufría verdaderos temblores de pánico. Aunque esto pueda parecer jocoso, era un verdadero sufrimiento. Cuando mis hermanas decidían hacer la ouija con sus amigos en mi casa, yo me iba a otra habitación, y era la única que esa noche no dormía. Así que todas las películas de miedo de mi época de adolescente las desconozco, porque no me gustaba ir al cine a sufrir, pero es que con más edad no las he querido ver tampoco.
En los últimos diez años, he visto algunos de los títulos más conocidos, como “El sexto sentido”, pero sólo  pensar que alguien puede ver a personas que ya han muerto me ha seguido inquietando.
Sin embargo, las circunstancias de mi vida me han llevado  a tener contacto con unas realidades que, al menos conscientemente, nunca he deseado.  Y doy gracias por ello.

Capítulo II

Subiendo el primer peldaño


En un intento por relacionarme, mi hermana mayor me invitaba a salir a veces con el primo de su novio. Como la relación de mi hermana con éste iba muy en serio, comenzamos a asistir a celebraciones, cenas y excursiones ambas familias, con lo cual Pablo y yo tuvimos muchas ocasiones de vernos, pues además solían colocarnos juntos cuando había que sentarse alrededor de una buena comida. Sin embargo, durante algunos años, no existió entre nosotros ninguna relación ni sentimiento especial. Yo seguía sin ser capaz de ver que tenía delante de mi nariz al hombre de mi vida.
Pablo y yo estamos felizmente casados desde hace once años, y tenemos dos hijos maravillosos de cuatro y siete años. ¿Cómo llegamos a darnos cuenta de nuestro amor, si yo estaba tan cerrada al mismo? Para explicarlo, debo volver a la tarde en que visitamos a la tarotista. 
Cuando volvimos a casa, comentamos lo insistente que había sido y cómo había adivinado ciertos aspectos de nuestro presente a los miembros de la familia que no habían asistido, y no volvimos a acordarnos de ella en mucho tiempo.
Llegó el invierno, y comencé una relación con un hombre diez años mayor que yo, de aspecto alegre y jovial, que supo muy bien cómo agradar a mis padres, pues trabajaba en la empresa familiar. Yo seguía siendo la misma de siempre, preocupada por las epidemias, las enfermedades, etc., y un día había recortado un artículo sobre el melanoma, un tipo de cáncer de piel que consiste en la degeneración maligna de un lunar. Mi cuerpo está lleno de pecas y lunares, así que cuando uno de ellos, sobre mi hombro izquierdo, comenzó a dolerme y molestarme cuando me ponía el cinturón para conducir, no dudé en ir al médico, que me dio cita para quitármelo unos días antes de mi cumpleaños, en Abril de 1987.
Se puede decir que por aquellas fechas volví a nacer de nuevo. Lo que estoy haciendo hoy me ha costado muchos años de indecisión. Sabía que algún día tenía que hacerlo público de esta manera, pues nunca he dejado de contar mi experiencia a todo aquel que hablaba de casos de cáncer de algún ser querido, pero hacerlo por escrito significa para mí haber perdido el miedo a que se reproduzca y haber entendido el profundo significado que esta enfermedad tuvo para mí. Sufrí una transformación profunda, y paulatinamente fui volviendo mi atención hacia mi interior para conocerme y amarme a mí misma sin miedo, y con el convencimiento de que si no sabía cómo amarme no podía amar a las personas que me rodeaban, porque en ellas proyectaba mis inseguridades.
El melanoma se encontraba en grado 2, y tuvieron que intervenirme de nuevo para saber si los ganglios del cuello habían sido invadidos por alguna célula cancerígena. Esta operación ya no fue con anestesia local. Duró seis horas, pero los ganglios estaban limpios. Me recomendaron  hacer ejercicio y pasear. Entregué los trabajos de la escuela de Diseño con mucho esfuerzo, pues había faltado a clase y mi ánimo estaba débil, pero conseguí buenas notas.
Mis padres estaban pasando unos momentos terribles; además, pagaron a los mejores médicos para que realizaran la operación con la intención de que la cicatriz de mi cuello, que llega desde detrás de la oreja izquierda a la clavícula, estuviese lo mejor hecha posible.
Lo que más agradezco, sin embargo, fue que mis padres accedieron a que un matrimonio amigo enviara energía positiva y amorosa a todo este proceso. Cuando todo salió bien, querían hablar conmigo, pero el que fueran rosacruces me parecía sospechoso cuando menos.
Ni qué decir tiene que el jovial novio fue perdiendo interés en la relación  en menos de dos meses, y cuando decidió dejarlo todo sin dialogar siquiera, yo no lo podía entender. Vivía en otra ciudad, y fui a verle para hablar con él y explicarle que todo iba a cambiar, porque me sentía culpable por ser como era. Ya que había conseguido que alguien se fijara en mí y yo en él, el error lo había cometido yo con toda seguridad, pero insistía en no querer ni hablar ni escuchar. No le interesaba el  rollo psicológico de una cría de 22 años, pues consideraba que él ya tenía una madurez suficiente para estar por encima de esas cosas. Volví a casa, y mis padres me miraban preocupados sin saber qué decir, así que me llevaron de viaje. Nunca podré agradecer a mis padres todo lo que han hecho siempre por mí, demostrándome tanto amor y confiando tanto en mis decisiones.
Gracias a este novio comenzó mi “terapia”. Le escribí tres cartas de cuatro o cinco folios cada una, con dibujos incluidos, haciendo un resumen de cómo me había sentido desde que era pequeña hasta ese momento. El las debió tirar todas sin leerlas, pero para mí fue mi salvación, porque empecé a liberarme de  sentimientos guardados durante mucho tiempo. En ellas me dibujaba como un bichito peludo y pequeñajo, y me sentía como  “El patito feo”.
Mientras tanto, los rosacruces esperaban pacientemente a que yo quisiera hablar con ellos, pero no me decidía. En otoño me salió una sospechosa mancha negra debajo de la uña del dedo gordo de un pie, lugar muy habitual de crecimiento de melanomas. En el quirófano de nuevo, con  anestesia local, fui consciente, con el miedo que paralizaba todas mis articulaciones, de que necesitaba hablar con ellos. Gracias a Dios, sólo había sido un hematoma, pero me había ayudado a dar un paso más.
Todos mis familiares y amigos se mostraron comprensivos y protectores conmigo. Pienso que sentían una gran angustia ante una persona a quien le han diagnosticado casi su propia muerte, pues el cáncer, palabra tabú, se consideraba incurable, y susceptible en casi todos los casos de resurgir en otra parte del cuerpo. No necesité ninguna terapia agresiva, pero sí unos ciclos de observación y revisión donde me miraban por dentro y por fuera para hallar el más mínimo rastro de melanoma. Durante los años que duraron las revisiones, me cambiaba el carácter cuando se acercaba la fecha de ir al hospital. El miedo me agobiaba de tal manera que recuerdo haber llorado por la calle en varias ocasiones sin poder contenerme.
Un día en que salía de trabajar de una empresa como diseñadora de moda a las siete de la tarde, en invierno, tal era mi angustia andando por una calle solitaria que oí una voz que me llamaba por mi nombre. Me di la vuelta para mirar, pero no vi a nadie. Continué andando, pensando que era una casualidad, y llegué a mi portal. Cuando entré en el ascensor tuve lo que ahora entiendo como una experiencia mística. Sentí una gran paz que me rodeaba y me iluminaba por dentro. En el trayecto hasta el octavo piso una voz me dijo que no me preocupara, que todo iba  salir bien, y que no tuviese miedo.
Llegué a casa tranquila, y el siguiente fin de semana mi madre concertó una cita con sus amigos de la Orden Rosacruz. Pepa y Pepe, así se llamaban, me hablaron durante horas, y con infinita dulzura, sobre el significado de la enfermedad, la muerte, Dios, la reencarnación, y lo mejor de todo es que tenía la sensación de que todo lo que escuchaba ya lo sabía. Nunca había leído sobre esos temas, y sin embargo nada era nuevo para mí.
Acepté que la muerte es un paso más en el camino de la vida, y que las diversas reencarnaciones nos van acercando a Dios, pues con ellas nos vamos perfeccionando. Que la enfermedad es nuestra maestra, como todos los problemas que encontramos en nuestra vida. Los miedos nos bloquean, y nos impiden avanzar en el sentido que más necesitamos en ese momento.
Nosotros creamos nuestras experiencias, y hasta las más terribles son perfectas, pero para entenderlas hay que practicar el amor incondicional. Por aquel entonces mi madre me regaló el que ha sido mi primer libro de autoayuda, “Usted puede sanar su vida”, de Louise L. Hay, libro que empecé a trabajar de forma constante y me ayudó a cambiar mi percepción de la vida hasta ese momento.
Mis amigos rosacruces me aseguraban que yo no iba a morir todavía, que no era mi momento, y aquello me reconfortaba, animándome a seguir viéndoles y escuchar sus opiniones. Una de sus primeras enseñanzas fue “Como es arriba es abajo”, frase que desde entonces no he dejado de encontrar en la mayoría de mis lecturas y que guarda una gran sabiduría.
Me invitaron a hacerme rosacruz. Era sencillo, con unas pequeñas cuotas que cubrían el envío de manuscritos para el estudio desde Estados Unidos, un carné, y la posibilidad de unirme a las meditaciones y conferencias que se hacían en un local de Madrid. Pero, claro, ¿sería una secta? Mis amigos eran muy agradables, pero pertenecer a una Logia me sonaba a masonería y a algo que podía absorberme de tal manera que no me permitiera tomar mis propias decisiones.
Decidí probar, y me hice rosacruz. Recibía en mi casa trabajo para realizar una vez en semana. Me enseñaron a meditar, a conocer las Leyes Universales, a orar, a utilizar mis poderes ocultos, a desarrollarlos. Asistí a alguna iniciación e incluso invité a una amiga a una fiesta en el campo con ritual incluido, al estilo egipcio. Nunca me sentí presionada por nadie. Fue todo muy interesante. Me gustaba mucho el día y la hora de la semana en que se suponía que personas del mundo entero meditábamos a la vez intentando llevar la luz a todos los rincones del mismo.
Yo tenía una ventaja que desconocía. Me había pasado la vida visualizando en la pantalla de mi mente todo tipo de fantasías y recuerdos, así que era muy fácil para mí trabajar en ese sentido. Limpié recuerdos del pasado que me habían herido, utilizando el perdón y cambiándoles el final. Envolvía a personas con las que había tenido conflictos con luz curativa, con amor, y empecé a utilizar las afirmaciones en mi vida. También empecé a ser más consciente de las frases que utilizaba, y a entender que la palabra tiene fuerza, y es creadora. Así que comencé a tener cuidado para no decir: “Me duele que me digas eso”, “No aguanto esta situación” o “Me estoy cansando de...”
Visualizar me pareció una ventaja cuando descubrí que había personas que no sabían cómo hacerlo. Acudí a un curso de fin de semana donde  me hablaron de “educastración”, de la intuición, del poder de la mente, la relajación, la superación de los miedos..., y la armonización energética o contacto terapéutico, método que nos permitía, a través de la concentración y el deseo de ayuda, transmitir nuestra energía a otras personas con el fin de ayudarlas a sanar.
Conocí entonces a la que se iba a convertir en una de mis mejores amigas. No tenía trabajo, y estaba separada. Tenía dos hijos casi de mi edad, y conectamos inmediatamente. Encontré para ella un trabajo en mi empresa, y al cabo de un año más o menos, me despedí  de mi trabajo de diseñadora. Sentía atracción por los niños de nuevo. Rechacé un trabajo como diseñadora infantil y busqué otro como profesora de Inglés en una empresa a tiempo parcial, donde conocí a otra amiga que iba a ser muy especial para mí.



Capítulo V
Parada en la escalera ordeno mi equipaje

En la actualidad existen muchas personas que están buscando respuesta a un mundo caótico, donde los sentimientos son manipulados desde los medios de comunicación de masas, donde las ideas ya no son propias, sino manejadas desde un poder central que parece guiarnos hacia sus propios intereses económicos. Las relaciones humanas son cada vez más frías, las familias cada vez más pequeñas, el deseo de superar continuamente la meta auto impuesta  (o bien impuesta por la presión social) de conseguir más bienes materiales, que una vez conseguidos nos dejan vacíos, preguntándonos: " ¿Y ahora qué? ”, es cada vez mayor. Todo ello ha llevado a un gran número de personas en otros países más desarrollados que nosotros, y ahora al nuestro, debido al nivel económico que hemos alcanzado, a pensar si realmente vale la pena vivir para trabajar, mantener relaciones basadas en el interés, limitar nuestro número de hijos para que no interrumpan nuestro camino egocéntrico hacia la autosatisfacción de nuestros deseos de descanso y ocio, hipotecar nuestras vidas para conseguir ser más que  otros, teniendo más y mejores bienes materiales que ellos,... Nos sentimos alienados, con angustia vital, y hasta hace unos años, cada vez se llenaban más las consultas de psicólogos y psiquiatras.
 Sin embargo, parece que comienza un movimiento  creciente de trabajar más desde el interior, desde el conocimiento de uno mismo, como aconsejaba Sócrates; desde la lucha contra el entorno que elimina nuestra identidad, como mantenían Erich From y tantos filósofos del siglo XX. Por ello están en auge las terapias llamadas alternativas, muchas veces no reconocidas por la medicina tradicional. Desde la Acupuntura, la reflexología podal, el masaje metamórfico, la práctica del yoga o el Tai-chi, la iridología, el shiatshu o las Flores de Bach, a los hexagramas del I-Ching, los oráculos de ángeles, el tarot o las runas, todo sirve en la actualidad para encontrar las respuestas que no encontramos en nuestra vida diaria .
Su búsqueda no es nada nuevo, la novedad estriba en la facilidad para utilizar todas estas técnicas, poder informarnos sobre ellas a través de libros, conferencias o seminarios, escoger la que más nos convenga, y utilizarlas a nuestro favor.
Yo sólo puedo hablar desde mi experiencia personal. He probado algunas terapias alternativas, y de todas he obtenido aprendizaje. He leído muchos libros de filosofía oriental, de místicos como Osho o Thich Nhat Hanh, de autoayuda, de psicología, de yoga, de alimentación sana, de Física Cuántica, de esoterismo, de Programación Neurolinguística, libros del Dalai Lama, de comunicaciones no verbales, de maestros sufís, de terapias de la risa, de radiestesia, de Edgar Cayce, de Reiki, de trabajo con los chakras,...
 En mi casa tengo una pequeña biblioteca, y siempre hay un intercambio de libros entre mis familiares, amigos y yo. Lo cierto es que mi pasión por los libros es contagiosa. Normalmente leo tres o cuatro  a la vez. Cuando trabajaba, hace unos meses, como profesora en un colegio, me levantaba los fines de semana, cuando mi marido y mis hijos dormían, dos horas antes para leer. Siempre me han preguntado cómo podía leer tanto en tan poco tiempo.  Mi marido dice a esto que yo leo muy deprisa, a pesar de que subrayo los libros y pongo notas a los márgenes.
Toda mi edad adulta la he pasado huyendo de los programas televisivos que no aportan nada y de los programas de noticias que sólo pretenden hacer crecer el morbo o acrecentar nuestros miedos. Quizá me marcó la lectura del libro de Erich Fromm “Psicoanálisis de la sociedad contemporánea”, pero me siento muy manipulada por cómo se dan las noticias y cómo nos repiten hasta la saciedad determinados anuncios. Lo mejor de todo, es que después de once años de casados, mi marido ha empezado a preferir apagar la televisión algunas noches y leer un buen libro. Ni qué decir tiene que la habitación de mis hijos está repleta de tebeos, cuentos y libros de aventuras, aunque mi hijo sabe leer sólo desde hace un año, y mi hija aún no sabe. Siempre han tenido cuentos para ojear, les hemos leído muchas historias, pero sobre todo tienen el ejemplo de una madre siempre leyendo y con una mesilla donde no le caben más, ni encima, ni dentro de los cajones.
Una de las situaciones más curiosas que me han ocurrido con los libros es la siguiente. Siendo novios, y paseando por la “Cuesta de Claudio Moyano” (popularmente conocida como “Cuesta de los libreros”) en Madrid, Pablo quiso obsequiarme con un libro, y yo escogí uno, sin saber por qué, que además era bastante caro. Se titulaba “I-Ching. El libro de las mutaciones”. Intenté leerlo, pero me pareció muy complicado. Era la versión completa de Richard Wilhelm, con prólogo de C.G.Jung y unos comentarios de los diferentes trigramas y hexagramas que me parecieron bastante obtusos. Además, no me quedaba claro cómo utilizar el método, así que devolví el libro a la estantería, y de vez en cuando lo ojeaba, encontrándome con un lenguaje parabólico que me recordaba bastante a la Biblia y no conseguía descifrar.
Y en uno de los intercambios de libros con mi amiga Sonia, recibí como préstamo “Más Platón y menos Prozac”. Intercalaba su lectura con el primer libro de aventuras de Harry Potter, y ambos me estaban apasionando. El libro trataba de cómo muchas alteraciones psicológicas podrían sanarse acudiendo a la consulta de un filósofo, sin necesidad de medicarse anulando nuestros sentidos.
El autor propone que analicemos nuestros sentimientos, nuestra visión de la vida, nuestras creencias, y con la ayuda de nuestro filósofo, que nos mostrará la sabiduría de personas que a lo largo de la Historia han encontrado respuesta a los interrogantes de la vida, encontrar nuestras propias respuestas. Lo más interesante, es que al final del libro dedica un capítulo completo a recomendar el uso de un oráculo chino, el I-Ching, y enseña cómo utilizarlo diariamente para encontrar consejo dejándonos llevar por nuestra sabiduría interna, que es quien va a lanzar las monedas de determinada manera y va a llevarnos hacia una figura (un hexagrama) que nos dará un mensaje. Así de sencillo.
 Enseguida me di cuenta de que hablaba del libro que descansaba en la estantería de mi salón, así que nada más volver de vacaciones hice la prueba y realicé mi primera consulta. El resultado fue espectacular. La imagen de una olla representaba mi persona en la situación que yo estaba viviendo. Me sentí feliz, pues ello corroboraba que no eran imaginaciones mías las presiones que estaba sufriendo, y confiada de su veracidad, realicé consultas para otros miembros de mi familia. Desde entonces lo utilizo a menudo, hace ya dos años de ello, pero es cierto que a veces la respuesta es árida, o no parece responder a lo que realmente has preguntado, aunque sí a lo que realmente necesitas saber. Por ello hay personas a quienes no les atrae, aunque yo considero que es un oráculo muy sabio, tanto que el gobierno japonés lo utiliza con asiduidad, y me parece muy inteligente por su parte.
Últimamente, sin embargo, lo utilizo sin monedas. Sencillamente pienso qué quiero saber, y el péndulo me indica cuál es el hexagrama con la respuesta. Y es que el péndulo también se ha convertido en un compañero inseparable.

Capítulo VI
Sentada en la escalera ordeno mis recuerdos

Si vuelvo la mirada hacia atrás, me doy cuenta de cómo algunos acontecimientos de mi vida, que en su momento me parecieron inconexos, tenían un gran sentido e iban a dirigirme paso a paso hacia el momento actual, en que la espiritualidad forma parte de mi vida de manera muy profunda. Hubo un tiempo en que me escudaba en la falta de tiempo, y ha sido cuando teniendo dos hijos pequeños, una casa que llevar y un trabajo a jornada completa por realizar, cuando me he dado cuenta de que no puedo obviar el mensaje espiritual que todo tiene para mí, y que si no cuido mi mente y mi alma, mi cuerpo se resiente.
Recién operada del melanoma, probé la acupuntura, y realmente sentí la energía circular a través de mí y al llenarme de una sensación tan cálida y tranquilizadora  fui consciente de que mi ser no lo formaba solamente mi envoltura física.
Tras un curso de relajación en que adquirí una cinta de audio que iba guiándome y ayudándome con sonidos del mar y diferentes tonos de una campana tibetana, comencé a sufrir menos cada vez que tenía cita con el médico para hacer una revisión del melanoma. Estas se fueron espaciando en el tiempo, hasta que llegó el día en que me dijeron que estaba curada, y no tenía que volver.
En cualquier caso, hasta que no transcurren diez años, no desaparece el riesgo de que se reproduzca, así que el miedo me tuvo todos esos años preocupada. No volvió a haber rastro de cáncer en mi cuerpo. Me había convencido de que había sido una ayuda para “despertar” pero, cuando una mente no está bien entrenada, y está acostumbrada a años de miedo a la enfermedad y la muerte, es difícil salir de la espiral de sentimientos que conlleva.
En aquellos años acudí a un taller de trabajo sobre la autoestima y el perdón, muy americano, que movió el amor que hay dentro de mí, sobre todo hacia mis padres, pero también hacia mí misma. Se llama Insight, que en inglés significa “mirada interior”, y realmente lo era. Realizábamos una conexión con nuestra parte más vulnerable, nuestro niño interior, le traíamos a la consciencia, y revivíamos situaciones de la infancia ayudándonos unos asistentes a otros a interpretar el papel de nuestro padre o nuestra madre.
 Era una catarsis colectiva, en el que una vez conseguido el reconocimiento  del amor que tenemos dentro, comenzábamos a repartirlo literalmente con los demás asistentes al taller, haciendo una gran rueda de abrazos afectuosos llenos de sentimientos, pues había personas que hacía muchos años que no abrazaban a nadie. Fue un curso de risas y de lágrimas, de amistades profundas y de descubrimiento de uno mismo, compartiendo nuestras experiencias y sentimientos ante los demás con un micrófono. Es un taller que tiene varios niveles, pero yo sentí que tenía suficiente con el primero y cuando mi familia  me preguntó por la experiencia supieron que había sido para mí de gran ayuda.
Unos años después recibí la llamada de Pepa, mi amiga rosacruz. Había dejado la Orden para dedicarse a buscar la Verdad por otros caminos y habíamos dejado de tener tanto contacto como antes. Mis padres habían coincidido con ella y su marido alguna vez y habían encontrado a éste último bastante demacrado. La llamada era para comunicarme que Pepe había muerto hacía unos días. Pepa tenía la voz quebrada, pero con gran entereza me relató una experiencia que sabía que yo iba a entender. El mismo día de la muerte de su marido, debido a un cáncer, ella vuelve a su casa, y cuando se acuesta siente que no está sola. Un abrazo lleno de amor y protección la cubre por completo transmitiéndole un mensaje sin palabras. Él está allí, con ella, no se ha ido del todo. En vez de sentir miedo, Pepa duerme profundamente, tranquila, con la certeza de que lo que ambos descubrieron y vivieron en vida, ha quedado demostrado tras la muerte. Ella sabe que muchos opinarán que es fruto de su imaginación y su pena, pero ello no le quita fuerza a lo que ha sentido. 
Unos meses después, uno de sus hijos se marcha de vacaciones a  una isla española, y conoce a una joven del lugar en una noche de copas. Hablan de todo un poco, y cuando se reencuentran al día siguiente, ella le dice que tiene un mensaje para él. En un sueño ha visto a un hombre, le describe cómo es, que le pide que le dé un mensaje al joven que ha conocido la noche anterior. Le dice que es su padre y que el amor que siente por él, sus hermanos y su madre, continúa perviviendo en él, y además, quiere comunicarles a todos que se encuentra bien, que es feliz.  Le pide que lleve este mensaje a su madre, un mensaje de amor que hace al joven volverse inmediatamente a España bastante alterado y contar a su madre lo que ha ocurrido. Pepa sabía que iba a creerla, y por supuesto que la creí. A pesar de no haberme gustado encontrarme en su lugar recibiendo esas experiencias, supe que era verdad.
Parece ser que la joven que dio el mensaje de su sueño es la primera vez que hacía algo así. Es muy interesante el análisis de los sueños y el estudio de qué ocurre con nuestro ser espiritual mientras soñamos. Hay muchos libros que tratan sobre la simbología de los sueños, basados principalmente en el estudio que realizó Freud sobre la psique humana, según la cual a través de éstos mostramos nuestras tendencias y problemática personal más oculta, sobre todo de tipo sexual. Sin embargo, hay otros autores que abogan más por una simbología de tipo personal, es decir, cada persona debe estudiar sus propios sueños, los elementos repetitivos que en ellos aparecen y la conexión  con la vida concreta de esa persona. Por ello no dejan de tener el mismo significado un río, una gruta o un caballo, elementos simbólicos que conllevan una interpretación concreta para todo el que sueña con ellos.
Hay muchas personas que dicen que no sueñan o que muy raramente recuerdan sus sueños. Algunos investigadores apuntan que es un trabajo de intención. Incluso nos podemos”programar” para recordar por la mañana los sueños de esa noche. Es un trabajo que se hace antes de quedarnos dormidos, y va acompañado de un nuevo trabajo al despertar, que es apuntar todo lo que recordemos. Un análisis de dichos sueños, una vez escritos, nos revelarán el mensaje que quieren aportarnos, que puede ser referente a algo que nos preocupa pero que no somos conscientes de ello, o a veces pueden ser premonitorios.
“La vía más común hacia el descubrimiento interior pasa por el mundo de los sueños”, como nos recuerda Jack Schwartz en su “Manual de meditación”.
Desde pequeña he sido muy consciente de los sueños que tenía. Lo curioso, que nunca había contado a nadie hasta que no leí un artículo en una revista esotérica llamado “Internautas de los sueños”, o algo parecido, es la actitud que tomo cuando éstos están ocurriendo. Soy consciente de que lo que se está desarrollando es un sueño, y opino sobre lo que ocurre, e incluso cambio acontecimientos que no me gustan. Es como si fuese la directora de mi propia película, porque la veo como en una gran pantalla, y si tengo un gran disgusto lo cambio por otra situación, o incluso me despierto y me digo: “Se acabó, no quiero seguir sufriendo. Esto no es real, y lo puedo cambiar”. Entonces continúo durmiendo, y cambio de sueño.
Otras veces reconozco paisajes o escenas de  sueños anteriores. Son calles o viviendas creadas por mi imaginación, decorados que yo misma he creado, y los reconozco como tales. Comienzo entonces  a analizarlos y los cambio para que se parezcan más a la realidad.
En otras ocasiones tengo sueños premonitorios, como cuando soñé que mis padres tenían una casa en la sierra cerca de una gran extensión de agua, y unos meses más tarde cambiaron su chalet orientado hacia las montañas por uno que tenía vistas hacia un  lago. Antes de comprar mi casa, viviendo de alquiler, soñaba a menudo con una parte nueva del barrio donde había vivido de pequeña. Soñaba con la casa donde había vivido, y siempre terminaba dirigiéndome hacia esa zona a dar un paseo, o a hacer compras, o me despistaba y me perdía por allí. Varios años después, buscando piso con unas posibilidades de precio concretas, terminé viendo un piso en la zona de mis sueños, y aunque había visto zonas mejores y peores, algunas cerca y otras lejos de donde me encontraba, esta fue la casa donde mentalmente empecé a colocar los muebles y es la que compramos.
El último sueño de este tipo ha ocurrido hace menos de un mes. Me pareció tan curioso que lo apunté en mi diario. Soñé con varias amigas y conocidas, que salíamos juntas, pero lo importante no era lo que ocurría, sino que todas tenían el mismo nombre: Ana. Hace ahora una semana, soñé de nuevo con varias conocidas llamadas así, dos de las cuales no aparecían en el sueño anterior, y mi subconsciente había buscado hasta llegar a mi época de estudiante de Magisterio para encontrar otra Ana. Al poco tiempo, una persona aparecía en mi familia con dicho nombre. Sentía como si me hubiesen estado avisando de su llegada.
Los sueños pueden ayudarnos a encontrar nuestra misión en la vida, como indica Mark Thurston en su obra “La misión del alma”, basado en la sabiduría de Edgar Cayce. Según este autor, “Una de las mejores maneras por las que muchas personas pueden recabar pistas acerca de sus misiones es a través de sueños de orientación. Algunas veces puede presentarse espontáneamente un sueño acerca del propósito de su alma. Pero no es necesario que usted lo espere. Puede tomar medidas para preparase para este tipo de ayuda. Puede incubar un sueño”. La incubación de sueños tiene una larga historia. En la antigua Grecia existían los templos de sueños, donde se preparaba a personas para que recibieran un sueño relacionado con la curación de alguna enfermedad física. En la actualidad hay métodos, como el descrito por el autor en este libro, con el cuál podemos encontrar respuesta a muchos interrogantes que están ocultos a nuestra consciencia.


Capítulo XII

Agradezco las ayudas que recibo para seguir subiendo

¿Cómo aceptar la información contenida en el capítulo anterior? Rompe con muchas de nuestras creencias, se opone al sentido común, a las normas básicas socialmente establecidas. Por supuesto, la religión católica tendría mucho que decir aquí. Sin embargo, Jesucristo se elevó a los cielos, y aparecía en determinados lugares dando mensajes de esperanza al ser humano. Mensajes que han perdurado en el tiempo, y que en la actualidad cobran mayor sentido, porque empezamos a saber lo que quería decirnos.
Dicen que hubo una cultura en la Tierra, la de los mayas, que desapareció repentinamente, dejando unos manuscritos explicando el proceso por el cual pasaron sus habitantes antes de desaparecer en bloque. Son los manuscritos encontrados en las ruinas de Celestina, y en los cuales se basan Redfield y otros autores para escribir sus obras.
Ya he explicado anteriormente que el proceso no es nuevo, sólo que ahora el ser humano tiene la posibilidad de realizar un cambio de conciencia a nivel planetario.
Jesucristo, tras su paso por la Tierra, no ha dejado de estar presente. Algunos manuscritos, que numerosos autores han investigado a fondo, como el escritor y explorador alemán Holger Kersten, vienen a demostrar que Jesús continuó con vida después de su resurrección, y marchó a vivir a la India, donde existe una tumba con su nombre en Srinagar. Según las leyendas alcanzó los ciento diez años de edad.
Diane Stein  considera a Jesús un tulka, un bodhisattva reencarnado, una persona que ha alcanzado la iluminación y por consiguiente ya no necesita reencarnarse más; sin embargo regresa a la Tierra corporalmente para salvar a otros del dolor y el sufrimiento, y para ayudarles a lograr también la iluminación. Su nacimiento era esperado por los miembros de una orden budista  que aparecen bajo la figura de “los tres Magos de Oriente”, que estaban avisados de la extraordinaria conjunción astrológica del año 5 a. C. que les sirvió para localizarlo. Le llevaron, junto a su familia, a Egipto, donde fue criado y educado, y luego a la India. Recibió las enseñanzas del budismo mahayana y vajrayana, regresando a Jerusalén como adulto, adepto budista y sanador Reiki.
“Muchos de estos datos de erudición fueron ocultados por la Iglesia cristiana, más seguidora de las enseñanzas de Pablo que de las doctrinas originarias de Jesús, teñidas de budismo. El Jesús histórico es un personaje fascinante y reivindicamos aquí su papel en la historia de Reiki. Enseñó el método de curación a otros_ sabemos por el Nuevo Testamento que lo transmitió, por lo menos, a sus discípulos directos_ y así fue conocido, no sólo en la India, sino además en toda una parte del mundo antiguo bastante mayor de lo que veníamos suponiendo. Su desaparición de la doctrina cristiana se explica probablemente por la influencia de las enseñanzas paulinas, que implican, a todas luces, una reinterpretación de las de Jesús.
 Hacia el siglo V el canon eclesiástico prescindió de dos conceptos fundamentales, el de la reencarnación y el del karma, perdiéndose definitivamente para Occidente el método que usaba Jesús en sus curaciones y que habría sido de tanta ayuda para muchos. Los seguidores del budismo fueron los únicos que conservaron estos conocimientos y siguieron utilizándolos, aunque se abstuvieron de divulgar su existencia.”
Jesucristo es, en estos momentos, un Maestro Ascendido perteneciente a la Gran Hermandad Blanca. Su doctrina está basada en el amor, y en una luz divina que va más allá de cualquier dogma o religión. Él es el Avatar de los 2.150 años de la era de Piscis. Ahora ha dado comienzo la era de Acuario, representada por la Santa Madre, la gran diosa. Jesucristo ha venido para indicarnos el camino y prepararnos para él: la apertura de nuestro corazón y el despertar a la madre de Dios. “Muchas personas que en los últimos dos milenios han actuado en su nombre no han entendido bien su doctrina. El símbolo que representaba a Jesús en el pasado era el de un hombre clavado en la cruz, el de un hombre que aún no había sido salvado. En la época actual se trata de Jesús el resucitado, libre de la cruz, la cual tan solo fue una estación en su camino hacia la luz de la Unidad.”
Jesús nos presentó hace mucho tiempo a los Hijos celestiales, los portadores de Luz sobre la Tierra, ángeles y seres que han alcanzado la maestría, grandes espíritus similares a los nuestros que animan y dirigen las fuerzas cósmicas, cada uno de los cuales encarna un puesto y una función especiales de la actividad universal de la Mente de Dios. Mark L. Prophet y Elizabeth Clare Prophet reflejan en su libro “Los señores de los Siete Rayos” el trabajo del Maestro Jesús: “El Señor nos mostró estos emisarios que enseñan a los piadosos de la Tierra el sendero de la Cristeidad individual en los siete rayos y en los siete chakras (centros espirituales del cuerpo humano); cada rayo una emanación de Luz del Cristo Universal que concentra dones y gracias particulares así como principios del conocimiento de uno mismo en el Logos, los cuales pueden ser desarrollados por el discípulo a través de la vocación de su vida.”
El trabajo de la Gran Hermandad Blanca y de todas las huestes celestiales asociadas a ella, incluyendo a aquellos a quienes patrocinan sobre la Tierra, es educar la naciente divinidad de cada ser humano. Las evoluciones de la Tierra que están transitando de la era de Piscis a la de Acuario están destinadas a expandir los atributos de la Trinidad (Poder, Sabiduría y Amor) por medio de los siete rayos, puesto que estos rayos están concentrados conscientemente en los siete chakras.
Los Grandes Seres actúan a través de sus discípulos en todos los países. Por primera vez en la historia, existe un grupo coherente a disposición de los Maestros, como expuso ya Alice A. Bailey a mediados del siglo XX en “Tratado sobre Magia Blanca”. El sendero de quien intenta seguir esta guía es como una luz brillante, pero al mismo tiempo debe convertirse en el sendero mismo. Se convierte en luz y actúa como una lámpara encendida en un lugar oscuro, llevando iluminación a otros e iluminando el camino ante ellos.
“Desde mediados el período Atlante los pensamientos de los hombres han sido atraídos hacia el sendero destructor o de la izquierda, porque el egoísmo fue el móvil y el propio interés el factor dominante. Parte del trabajo de Cristo, cuando vino hace dos mil años, fue neutralizar esta tendencia, predicando mediante el ejemplo, los preceptos, el sacrificio, el altruismo y el espíritu de mártir...”
 Desde el punto de vista de la Jerarquía celestial, el conjunto de entidades antes mencionadas, el esfuerzo tuvo éxito, porque el espíritu cristiano representa la reorientación hacia los asuntos celestiales. Ahora es prioritario aportar un espíritu de servicio, de comunión entre todos los hombres, cuando la tendencia  al interés egoísta es el factor más poderoso hoy en el mundo, controlado por la forma y el deseo.
Las fuerzas celestiales, que siempre han actuado ayudando a la Humanidad, nunca han estado tan cerca. El ser humano necesita dar un salto en su conciencia, su evolución así lo exige, y no faltan ayudas. Pero lo más interesante es que algunos humanos están empezando a canalizar esta ayuda desde hace décadas.
De forma inconsciente, o de forma premeditada, muchas personas están descubriendo sus dotes mediúmnicas, la certeza de sus visiones, de sus sueños premonitorios, la relación directa con entidades no terrenales, sin cuerpo físico. Digo de forma premeditada, porque hay asociaciones que trabajan este camino, y uno es libre de formar parte de ellas para desarrollar las propias facultades. También hay Maestros que nos inician, nos abren el canal central, desbloquean nuestros chakras, con el fin de facilitar el proceso.
Seguramente hay muchas vías, pero también existe la involuntaria, la de la persona que descubre que tiene facultades psíquicas sin haber intentado que estas se desarrollen. Este ha sido mi caso, y estoy segura que el de muchísimas personas que en la actualidad viven confundidos con lo que les está ocurriendo
En las librerías podemos encontrar experiencias múltiples de personas de nuestro país y de otros de Europa y América (aunque esto no signifique que en otros países no lo estén viviendo igual) que se atreven a contar lo que han vivido. Entre ellos, el que más me impactó, por sentirme muy identificada con la autora, fue  “El orgullo del espíritu” de Rosemary Altea. Esta mujer cuenta con naturalidad cómo desde temprana edad tenía la capacidad de ver a las personas ya fallecidas que acompañan a un ser humano, portadoras de mensajes para el mismo. Ha ayudado a muchos a marcharse cuando se habían quedado atrapados aquí por distintos motivos, y ha experimentado la felicidad de sentir su actitud de servicio y de amor. Una entidad la acompaña y la habla constantemente, guiándola. Es Águila Blanca, un chamán indio que la ayuda a cumplir su destino. En una ocasión, describe como el mismo Jesucristo está en la esquina de la habitación donde ella llega con un amigo tras ayudar a unas personas. Primero ve un resplandor, luego ve al Maestro, sentado en una mecedora, sonriéndole...

Capítulo XIII

No utilizo el ascensor, prefiero subir andando


Mi experiencia, desde hace unos años, ha sido difícil y a la vez enriquecedora. Desde el momento en que me inicié en Reiki I, comenzaron los “milagros”. Siempre habían ocurrido en mi vida, pero ahora eran más habituales, y cada vez era más consciente de ellos.
Desde niña he tenido respeto al agua. Sé nadar lo justo para no hundirme, pero bucear o lanzarme al agua sin taparme la nariz me han parecido siempre  hazañas que no podría conseguir nunca, porque yo creía que me ahogaría en el intento.
Cuando me inicié en Reiki II, ya podía dar masajes a otras personas, así que con muchas ganas de ayudar, comencé por mi propia familia. Al principio, las dos o tres primeras veces, me dejaba llevar por la energía, disfrutando en un sentimiento de paz y amor inigualables. Nunca he fumado hierba, pero si los jóvenes supieran lo que son capaces de conseguir por sí mismos, no probarían nunca las drogas, porque además de inofensivo es maravilloso. A partir de, más o menos, la cuarta sesión comencé a ver escenas muy nítidas de lo que me atreví a intuir como vidas pasadas de mis familiares, en especial momentos de muertes que de alguna manera habían quedado grabadas con más fuerza que otras, y afloraban fácilmente del subconsciente.
Como era mi familia, les describí, con muchas dudas al respecto, lo que había visto, e intentamos encontrar explicación a algunas fobias de la vida actual, pero sin darle mucha importancia. Sin embargo, dando un masaje a mi padre, me vi a mí misma en una escena muy clara: me encontraba en un paisaje árido, junto a otras personas, hacinada dentro de una especie de jaula de forma rectangular. Esta pendía de una cuerda y era arrastrada por un mecanismo de madera con ruedas empujada por varios hombres. Llegamos al borde de un precipicio, con el mar al fondo, y alguien dio la orden de cortar la cuerda. La jaula de madera, con todas las personas que íbamos dentro, cae con estrépito al agua, donde perecemos ahogados. Tras esta imagen, mis emociones se desbordan y comienzo a llorar desconsoladamente, segura en mi fuero interno de que ese hecho ocurrió en realidad. Tuve que dejar de dar el masaje a mi padre, ir a lavarme la cara, y después de respirar profundamente, volver a retomarlo.
Cuando mi padre se fue, busqué los apuntes sobre el resultado del péndulo cuando investigué sobre la vida anterior que más me había marcado. Me hablaba de que era una mujer, que me dedicaba a la sanación y vivía en Lemuria muchos siglos antes de nuestra era. La muerte fue violenta, y rondaba los cincuenta años. Todo encajaba, aunque no sabía nada de que hubiese existido un continente llamado Lemuria.
Decidí entrar en meditación e intentar visualizar qué ocurrió en realidad. Enseguida vi la imagen de una mujer sanando a varios enfermos en un hogar muy humilde. Llegaban entonces unos soldados, que requerían su presencia en un palacio, pues alguien muy allegado al rey estaba enfermo. La mujer se negó a ir inmediatamente, pues tenía que terminar su trabajo. Los soldados marcharon, y cuando la mujer llegó al palacio, el familiar del rey había muerto. El castigo fue la prisión y la muerte que vivencié con el masaje Reiki. Estoy escribiendo y se me hace un nudo en la garganta. Sé que fue así. Además tenía un hijo, que es mi hijo también ahora. El trauma debió de ser horrible.
Ahora podía entender mi miedo a los ascensores, que siempre me ha parecido irracional, porque no siento alivio aunque vaya acompañada de mis familiares. No me niego a que monten mis hijos, por ejemplo, porque no lo veo un peligro en sí mismo. El problema lo tengo yo, que soy quien sufre la sensación de vacío en el estómago en cuanto se cierran las puertas. No siempre ha sido tan acentuado, ya lo describí en otro capítulo, antes dependía de mi estado de ánimo, y ahora se ha convertido en un reto siempre presente.
También comprendí por qué tengo claustrofobia en los cines, en el metro, en los túneles, en los aviones,...
Fue impactante, pero también sanador, porque era verano, y en la primera oportunidad que tuve de meterme en la piscina de mi casa descubrí que el agua y yo éramos una. Comencé a  bucear sin las ridículas gafotas que siempre me ponía, pues tenían que taparme también la nariz. Buceaba, y buceaba, y salía a tomar aire para volver a adentrarme en el fondo de la piscina. Mi marido me miraba desde el borde con cara de “¡Por fin, con lo mayorcita que es, ya era hora!”. Me sentía profundamente feliz, y no dejé de bucear en todo el verano.
Clara, mi maestra, me ofreció entonces iniciarme en la energía de los Serafines. Me dio un símbolo para invocarles y utilizarlo cuando canalizara su energía. Desde hacía unos años, el tema de los ángeles estaba en todas las tiendas . Era el verano de 2001, y sentí que podía ser algo bueno para mí, yo que nunca iba a misa y era tan crítica con todo lo religioso. Pero los ángeles tienen algo de infantil que siempre me ha atraído.
Fue otra decisión acertada. Comencé a combinar ambas energías, Reiki y ángeles, en mis imposiciones de manos. Enseguida comencé a visualizar ángeles que me daban mensajes, para mí o para los implicados. Un día me compré un juego de cartas de ángeles de los muchos que hay en el mercado. Era el Día de la Madre, y le dije a mi marido que era el mejor regalo que podía hacerme. Con ellas descubrí que hay  muchos más ángeles de los que nos hablan las Escrituras, que hay categorías de ángeles, y que sólo podemos recibir su ayuda si les damos permiso para ello. Si les invocamos diciendo su nombre tres veces, o simplemente les oramos, su acción es inmediata. Un ángel no te hace esperar. Lo que sí es importante es estar abierto a ellos, y no pensar que son casualidades las cosas que nos ocurren una vez que hemos contactado con ellos.
Las probabilidades de que en un mazo de cincuenta y seis cartas extraigas la misma carta tres días consecutivos, son pequeñas, pero ocurren. Y que respondan con exactitud a la pregunta que has formulado, o que te hablen de tu situación actual con total fidelidad, ¿cómo lo explicarías? Sólo de una manera: confiando en tu intuición, que es muy sabia, y en la fuerza celestial que está ayudando en ese momento para que llegue a ti un determinado mensaje.
La conexión llega a ser tan fuerte, que en ocasiones me levanto con la idea de meditar y orar con una determinada carta, y extraigo precisamente aquella  en que estaba pensando.
Algunas personas se han quedado realmente sorprendidas cuando, sin saber su problema, las cartas han descubierto todo el engranaje y les han ayudado realmente a encontrar una salida a sus bloqueos. Pero las cartas son muy sinceras, y nos muestran claramente aquello que hay de oscuro en nosotros, que a veces nos cuesta reconocer en público. Sin embargo, cuando  recurrimos a ellas, es porque realmente deseamos sanarnos, y después de recapacitar aceptamos el mensaje que nos están dando, con el deseo de superar aquello que nos impide avanzar.
El mundo de las barajas es muy extenso. Las hay de Tarot realmente espectaculares, de I-Ching, de runas célticas, de meditación con los chakras, del oráculo maya,... y de Maestros Ascendidos. Las ilustraciones me atraen mucho, pero ante el Tarot siento un respeto especial que me impide utilizarlo, al menos por ahora.
En casa tengo algunas de estas barajas, pero la más curiosa, por cómo llegó a mí, es la de los Maestros Ascendidos. Hace cinco o seis meses, en estado de meditación, aparece en mi pantalla mental una mujer, semejante a una diosa del Tíbet, sentada, con un tocado alto, como una corona, moviendo brazos y manos suavemente. Emana una luz de color verde. Me dejo llevar por su ritmo, y con los ojos cerrados, sigo sus movimientos (manos unidas a la altura del pecho, después sobre la cabeza, las piernas cruzadas en postura de yogui,...) Me doy un masaje energético, y oigo una palabra repetidamente: “Saktriya”.
Esta imagen femenina aparece en mis meditaciones durante dos o tres días, y esperando a una amiga delante de una librería, entro a hacer tiempo, y salgo, como siempre, con varios libros, y además el “pack” de libro y cartas “La presencia de los Maestros”, de Jeanne Ruland, la misma autora que mis cartas de los ángeles.
En la meditación del día siguiente extraigo una carta de la nueva baraja y me encuentro con una figura femenina igual a la que aparecía en mis meditaciones de días antes. Es Arya Tara, gran madre divina del Tíbet, que tiene veintiún formas divinas de aparición. La más conocida es la de Tara verde, representando a la madre de la compasión. El rayo verde establece el contacto con todo lo existente, es la luz de la superación de los obstáculos, de la alegría y del éxito. En su forma de Tara Blanca expresa la máxima inteligencia de lo divino. Estas son las dos formas más conocidas, pero yo nunca había oído hablar de ella.
Arya Tara es un refugio en los momentos de necesidad, miedo, inseguridad y oscuridad, porque la luz verde actúa de manto protector, al igual que el manto de la Virgen María, reina de los ángeles, la energía divina femenina reconocida por el cristianismo. Ambas trabajan desde el rayo del corazón, del amor. Y digo trabajan, porque su labor es ayudar al ser humano en su camino hacia la luz. Esa es su meta.
En mis meditaciones diarias sigo escuchando a Arya Tara. Me da ánimos y me informa de la fuerza femenina, de la importancia que tiene, y de la fuerza renovada de la mujer en esta nueva Era. Pero esta energía lleva milenios siendo distorsionada, mal entendida y perseguida.