Vivimos momentos de incertidumbre, de caos y
desolación. Nos sentimos perdidos ante la situación política que vivimos en
nuestro país. Sin embargo, por debajo de tanto desorden y desconcierto hay un
pequeño rumor que no cesa, y es el rumor del cambio. Ya nada va a ser igual. En
España hemos decidido que el modelo de gobierno que estábamos soportando, ya no
nos sirve. Ahora sólo nos falta perder el miedo al cambio como nación y abrir
las puertas a un aire renovado que llene nuestro país de frescura y esperanza.
Si se ha creado esta situación tan atípica es
porque la nueva conciencia no permite más oscuridad. La corrupción, el
amiguismo y el abuso ya no tienen cabida en nuestras estructuras políticas,
económicas y sociales. Internet se ha ocupado de refrescar nuestra memoria a
cada segundo sobre las corrupciones del pasado, para hacerlas presentes y
combatirlas. Nadie ya puede esconderse bajo el ala de la inmunidad. La luz se
enciende y la oscuridad desaparece.
Todo el deseo de cambio reflejado en las urnas
no es más que la expresión de la luz que ha aflorado en nuestras consciencias y
nos ha hecho pronunciar un "¡BASTA YA!"con mayúsculas. Ahora es el
momento de dejar a un lado los egos y que nuestros políticos trabajen
juntos para encontrar una solución conjunta a los problemas de España.
Parece imposible, pero es posible porque se dan todas las circunstancias
propicias para que se llegue a un entendimiento.
Frente
a aires de cambio llenas de odio y rencor hacia hechos de nuestro presente y de
nuestro pasado histórico, han aparecido en la escena política jóvenes con una
alta vibración que no se implican cuando las bajas energías comienzan su
batalla. No reaccionan. Se mantienen tranquilos ante la injuria, el desprecio y
las formas menos iluminadas de algunos de nuestros nuevos y viejos políticos.
Algunos confunden su tranquilidad con debilidad.
Los medios de comunicación que viven de atizar
nuestro ego y de avivar las llamas del odio, el insulto, la descalificación y
todo tipo bajas vibraciones, animan y puntúan muy alto, dando como vencedores
en los debates, a aquellos políticos que son más agresivos y que descalifican
más a sus compañeros. Incluso a aquellos que utilizan la pantalla para mostrar
sus actos negativos de forma más teatral, dirigidos a un público
acostumbrado a programas de baja calidad emitidos por el canal de más
audiencia.
Estos mismos medios alientan nuestros miedos con todo tipo de estadísticas y pronósticos oscuros para el futuro. Mas los españoles seguimos adelante cada día, sin enfrentamientos, observando atónitos el ejemplo de discrepancia, desencuentro e intolerancia que están dando la mayoría de nuestros dirigentes.
Pero la realidad es que el claro vencedor es
aquel que hace propuestas constructivas, que no entra a juzgar al adversario ni
a criticar las opciones de sus oponentes, es aquel que se muestra conciliador y
está dispuesto a ceder y a pactar para encontrar un nuevo camino, una nueva vía
para crear un país más justo, con mejores prestaciones sociales y donde haya un
mayor equilibrio a todos los niveles del que hay en la actualidad. Es aquel que comprende la situación en que se encuentran aquellos que luchan desde el rencor y sienten compasión por su situación de desventaja, pues un alma elevada no alberga tales sentimientos ni intenta ser el vencedor a toda costa.
Por todo ello, debemos mirar el futuro con
esperanza, y estar agradecidos de que se haya abierto esta nueva etapa en que
algunos han dado un paso al frente y han abierto la puerta hacia una nueva
realidad, tendiéndonos la mano para que les sigamos sin miedo hacia la
construcción de un nuevo país que pueda servir de ejemplo a otros muchos en el
planeta, y así trabajar para crear un mundo más justo y equilibrado, donde se
respete toda diferencia y se dignifique al ser humano hasta el punto de
eliminar todas las estructuras de poder basadas en el ego.
Namaste
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