domingo, 13 de noviembre de 2016

Mi viaje mágico


VIAJE A STONEHENGE 7-7-2016





Cada año, cuando acaba la Semana Santa, comenzamos en casa a planificar nuestro viaje de verano. A veces lo tenemos pensado con antelación,, pero otras veces aprovechamos el descanso vacacional para decidir en familia dónde nos apetece ir y para cuadrar fechas, que no es fácil entre cuatro adultos.

No es sencillo convencerme para hacer un viaje en avión, prefiero los viajes en coche, así que imaginad la sorpresa familiar cuando les digo que siento que tengo que ir a Gran Bretaña. Mi marido me mira asombrado y me dice que le encantaría, pero que nunca quiero hacer viajes de ese tipo. No sé por qué, pero algo me tira hacia Reino Unido, y cuando empiezo a informarme del viaje, siento que tengo que ir a un sitio en concreto: Stonehenge.


Busco en Internet  qué significado tiene ese lugar, y encuentro explicaciones  esotéricas, relacionadas con hechicería, druidas y tradiciones celtas. Y empiezo a organizar el viaje con el contento de mis familiares , que no se explican tanto entusiasmo. Unos días antes de partir descubro que en ese lugar se festeja anualmente el Equinoccio de primavera.

El viaje lo organizo para ir a Londres, con una excursión de un día a Stonehenge.

“La construcción de este imponente conjunto empezó hace cinco mil años y fue abandonado mil quinientos años después; todavía no sabemos por qué se edificó ni las razones que llevaron a su olvido.

La alineación de Stonehenge con el solsticio de verano permite concluir que se debió levantar para acoger una actividad ritual o festivales estacionales relacionados con la observación del Sol y posiblemente de la Luna. Es probable que estas ceremonias representasen ideas sobre la fecundidad, la vida, la muerte y el Más Allá. Sin embargo, puesto que su construcción comprendió más de 1.500 años, su significado pudo cambiar con el paso del tiempo.”
“Stonehenge es un lugar de poder por excelencia. Tradicionalmente se creyó que las piedras tenían poderes curativos que transmitían al agua y con ella se podía sanar a los enfermos. Se asoció el círculo con los druidas, pero  en realidad ellos no hicieron sino utilizarlo para sus rituales cuando lo encontraron. Descendientes de aquellos sacerdotes han rescatado y recuperado algunos rituales que llevan a cabo en lugares como Stonehenge. Tocan arpas y trompetas al amanecer, queman inciensos, utilizan muérdago y hojas de roble y cantan sus rezos aprovechando la energía que emana de esas piedras curativas.
Pero, ¿por qué se dice que es un lugar de poder? En primer lugar, la disposición en forma circular entraña un significado esotérico y oculto, el círculo es un espacio de protección y el anillo es un símbolo de poder. El círculo separa lo sagrado de lo profano. Pero además hay dos grandes hileras de piedras, que están colocadas en forma de herradura, lo cual simbolizaba la luna menguante. El círculo era el sol y la herradura la luna.”

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Como el Solsticio de verano,  también se celebra allí el Equinoccio de primavera, simbolizado por la energía de Ostara, de la cual no he sido consciente que volvía a guiarme hacia mi misión allí hasta  ayer, 11 del 11, número mágico para mí, que me acompaña siempre y me abre caminos de sabiduría. Por qué no lo he relacionado hasta ayer, no lo sé, pero quizá tampoco estaba abierta a dicha información, dedicada como he estado a otras tareas.

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Lo cierto es que en Londres comencé a notar una energía diferente a la de mi país. Durante dos días sentí cierto mareo, que también compartía con mi hija, a diferencia de mi marido e hijo, que nos miraban como pensando: “Ya están con sus cosas”. Pero yo sentía que nos estaban preparando para “algo” .

Le comenté a todos que sentía que tenía que ir a Stonehenge a cumplir una misión especial, pero no sabía cuál. Lo sabría al llegar allí, donde sería guiada en todo lo que tenía que hacer.

Cuando llegamos, sentí la fuerza del lugar. Era increíblemente bello y tranquilo a pesar de la cantidad de gente que se hacía fotografías constantes con la construcción de fondo. Extendí mis manos a los lados sin llamar mucho la atención y comencé a respirar lentamente, conectando con la energía del lugar. En seguida ví un tubo de luz transparente y enorme que cubría todo el círculo de piedras de la construcción. Tenía letras y símbolos escritos en las paredes  que estaban en movimiento. El trabajo consistía en ayudar a que llegaran  energías sanadoras al planeta a través de ese canal de luz. Era una puerta interestelar que lleva aportando energía sanadora al planeta durante cientos de años, y ahora se necesitaba un empuje extra de la misma. Mi nombre quedó grabado en sus paredes, pero no mi nombre terrenal, que es Elena y significa Luz, sino el  nombre de mi alma, que todos tenemos pero no todos conocemos. Mi hija también me ayudaba, con sus manos extendidas,  aportando energía y paz a la escena.

                         

A la vez, tuve la certeza de que en otros lugares del mundo donde existen puertas estelares, estaba ocurriendo lo mismo. El planeta estaba siendo imbuido de luz para vencer la oscuridad que está luchando por hacerse con el poder como en otras ocasiones en la historia de Gaia. La ayuda de aquellas personas que podemos hacerlo de una manera consciente era necesaria.

El día de la excursión era el 7 del 7, y no escogimos nosotros el día. El siete es símbolo del pensamiento, la espiritualidad, la conciencia, el análisis psíquico y  la sabiduría.

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 El 7 es considerado un número mágico porque se compone del sagrado número 3 y del terrenal número 4 estableciendo, así, un puente entre el cielo y la tierra. Si asociamos el número 4 a la tierra con sus cuatro elementos y sus cuatro puntos cardinales, con el sagrado número 3 que simboliza la perfección, llegamos al número 7, que representa la totalidad del universo en movimiento.

 “El número siete -dijo Hipócrates- por sus virtudes ocultas, tiende a realizar todas las cosas; es el dispensador de la vida y fuente de todos los cambios, pues incluso la Luna cambia de fase cada siete días: este número influye en todos los seres sublimes”.

La misión estaba cumplida, gracias a la guía de Ostara, que de alguna manera me hizo sentirme atraída hacia su tierra de origen. No existen las casualidades, así que la fecha del 7-7 fue una más de las sincronicidades que llenan mi vida.

Respecto a los mareos, desaparecieron por completo, y pudimos disfrutar con salud y alegría del resto del viaje, que fue absolutamente maravilloso y recomendable, pues tanto Londres como Oxford y todos los lugares que visitamos nos demostraron que esa tierra es cuna de tanta creatividad y buena literatura por obvias razones que pudimos constatar día tras día.


 

                                         

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