lunes, 20 de abril de 2020

Meditación para elevar la Consciencia del 20-4-20






Estás aprendiendo a mantener la calma, a no predecir constantemente hechos dolorosos, a calmar tu mente y no permitir que la tormenta mental te arruine el presente. Si  realmente tienes el propósito de  renovarte, de crear para ti una nueva vida, más ligera, más consciente, más feliz, necesitas practicar.

Practicar implica buscar un momento al día, al menos, para parar y ser consciente de qués estás pensando en ese momento, qué emociones te provoca y que sensaciones físicas te crea.

¿Qué significa ser consciente? Significa saber qué te está ocurriendo a cada instante, y aunque parezca que ya lo hacemos, lo normal es que no sea así. Vivimos la vida con el piloto automático puesto, hacemos las cosas sin pensar. Si nos preguntan cuando algo nos duele desde cuándo nos duele o qué relación encontramos con nuestros pensamientos en cada momento que sentimos dolor, no solemos tener respuesta. Por eso necesitamos escucharnos más, observarnos con atención, principalmente a nuestra mente. Y para ello es necesario que nos entrenemos.

Al igual que entrenamos nuestros bíceps si queremos que tengan más músculo y cogemos unas pesas, para entrenar nuestro cerebro necesitamos entrenar el músculo de la atención. La manera de entrenarlo es muy sencilla: cada vez que seamos conscientes de que nuestra atención se dispersa y captamos pensamientos que nos evaden del presente, llevamos nuestra atención al ahora. Y la manera más sencilla de llevar esa atención al presente es focalizarnos en nuestra respiración. Podemos escoger la parte del cuerpo donde la sintamos mejor (abdomen, pecho o fosas nasales) y volver a ella cada vez que nos vayamos con la mente al pasado o al futuro.


Pero también es importante aprender a hacerlo en cualquier sitio o lugar, y así aprovecharemos cualquier situación del día a día para realizar este entrenamiento. Por ejemplo, cuando comamos, poner todos los sentidos al acto de comer. Oler, tocar, escuchar,mirar detalladamente y finalmente degustar lo que vamos a comernos. Este proceso hace que la comida tenga más sabor y comemos menos, con lo cual se suele bajar de peso.

Si paseamos o vamos andando a algún sitio a hacer una tarea, vamos mirando todo al detalle, oliendo, tocando, escuchando todo lo que se presenta a nuestro alrededor. Si nuestra mente se dispersa, volvemos amablemente al aquí y ahora, las veces que haga falta.

Cuanto más practiquemos, más felices seremos. Seremos capaces de entrar en un estado de paz y relajación cada vez más rápidamente, y minimizaremos cada vez más lo síntomas de ansiedad y estrés que tanto azotan la sociedad actual.

Ahora que estamos en casa, tenemos más tiempo para escucharnos y para cuidarnos. Prestarte atención es cuidarte, y tienes todo el derecho a hacerlo. Si tú estás bien es cuando más puedes ayudar a otros. No me canso de recordártelo: no podemos dar lo que no tenemos. El que no es feliz no puede dar felicidad, el que no está tranquilo no puede transmitir tranquilidad, si no vives en paz contigo mismo transmitirás ira y malestar en menor o mayor medida.

Nos han enseñado a sentirnos culpables si nos cuidamos, pero esta creencia tan dañina ya ha quedado obsoleta. En una sociedad cada vez más consciente han de analizarse las creencias que han sido  adquiridas y aceptadas unánimamente  sin cuestionarnos sus consecuencias.

Por ello, y en esa línea de autoempoderamiento, de eliminación del ego, de hacer un hueco a la compasión en nuestros corazones y aportar lo mejor de nosotros mismos para mejorar este mundo en que vivimos, esta meditación puede ayudarte a conseguirlo: 




Buena práctica, abrazos de luz.




No hay comentarios:

Publicar un comentario